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Voto de Felipe Critic:
7
Terror Jamie Lee Curtis regresa a su icónico personaje Laurie Strode, quien llega a la confrontación final con Michael Myers, la figura enmascarada que la ha perseguido desde que escapó de la matanza que él cometió la noche de Halloween de hace cuatro décadas. Nueva entrega de "Halloween", secuela directa de la original de 1978. John Carpenter (creador de la original) es el productor ejecutivo. (FILMAFFINITY)

25 de diciembre de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Quién no conoce “Halloween” de John Carpenter? La cinta de uno de los gigantes del horror se estrenó el 25 de octubre de 1978, hace nada más que 40 años; sin embargo, su triunfal legado ha envejecido tan bien que actualmente es un indiscutible clásico dentro del cine slasher. Pese a que muchos concuerdan en que el sub-genero fue cimentado por “Bay of Blood” (1971), “The Texas Chainsaw Massacre” y “Black Christmas” (ambas de 1974), indiscutiblemente, cuando Michael Myers irrumpió en la escena cinematográfica de los setenta con una vigorosa fórmula— inocente de las infinitas reproducciones a la vuelta de la esquina —unos cuantos vaticinaron que estaban frente al germen de una nueva cara del horror tan especial como prejuiciado. Ahora, ha regresado y con más sed de venganza que nunca.

A manera de conmemoración, los agentes principales de esa fatídica y traumática noche de Halloween regresan para saldar las cuentas pendientes. Es correcto, han transcurrido 40 años tanto dentro como fuera de la ficción, y Laurie Strode, nuestra impredecible scream-queen, se ha preparado para lo inevitable enjaulada en sus recuerdos; armada hasta los dientes, está dispuesta a poner punto final a esta terrible pesadilla. ¿Quién será la victima ahora?

Calificada como la secuela original, desheredando— con justa razón —la casi docena de fallidas continuaciones y remakes, “Halloween” de Gordon Green es un gran homenaje de difusas intenciones si lo que buscas es saber que ha sido de aquella estudiante de secundaria, si lo que buscas es una respetuosa actualización cinematográfica, si lo buscas es un viaje de agria nostalgia; por el contrario, es una gigantesca decepción si lo que buscas es experimentar los mismos escalofríos que Carpenter conseguía producir con tan peculiar estilo, si lo que buscas es un nueva obra maestra o, por lo menos, una magnánima continuación para el clásico de horror.

Jamie Lee Curtis está de vuelta, y de lejos, es lo mejor de este regreso. Curtis es una scream-queen por herencia, pues su madre Janet Leigh, una de las fundadoras del término, interpretó a Marion Crane de “Psycho,” la pieza maestra de Alfred Hitchcock. Sin embargo, esta vez Curtis no está aquí para gritar. 2018 ha sido uno de los años más prósperos en cuanto a producciones de heterogéneas mujeres frente y detrás de la cámara en tiempos recientes; Laurie Strode y su clan han sido una de las grandes patrocinadoras. Hastiada de correr y esconderse, traumatizada por un pasado que cayó agresivamente sobre su propia hija, la final girl del señor Carpenter transformada por fuera e intacta por dentro está increíblemente preparada para acabar con este tipo. Honrando al papel que la catapultó inmediatamente a la fama, la galardonada en dos ocasiones por la HFPA despliega una exploración sobre trauma ciertamente infradesarrollada aun pese al fuerte empoderamiento femenino que el filme maneja, frecuentemente, sin soltura. Pasando por alto la imperfección narrativa y estructural del personaje, Curtis está fenomenal como una Laurie herida y envejecida, la actriz de “Scream Queens” no pierde su toque de reina del horror, la metamorfosis de sus facciones al verse nuevamente cara a cara con Myers es imperdible, su pánico te da una idea completa de lo que ha pasado en tan solo un par de segundos; es impresionante la manera en que habla involuntariamente de su trauma con sus rígidas acciones que recuerdan a la Teniente Ripley de “Alien” o a Sarah Connor de “Terminator.” Extrañaba ver a Curtis en la pantalla grande, esto, lo compensa todo.

Respetando los inoxidables fustes de Debra Hill y John Carpenter, el guion a cargo de Jeff Fradley, Danny McBride y David Gordon Green erra diluyendo una cantidad de prescindibles tropos del cine de horror actual y de antaño que aún si encuentra su razón de ser en los deberes del largo de satisfacer a las nuevas audiencias e intentar satirizar sus propias copias lastran severamente el porqué de esta secuela descuidando a sus propios discípulos: fanático o no, nadie quiere ver una fiesta de secundaria con jóvenes ebrios y acalorados pululando por la pantalla cuando tienes, después de cuatro siglos, a Michael y Laurie juntos por menos de dos horas.
Triste sorpresa y/o deshonrosa campaña publicitaria resulta ser la función estelar que suponía esta secuela, engañando con un evento que, juzgando por tiempo y calidad, se queda corto frente a lo prometido. Además de nunca explorar a profundidad el trauma de Laurie, el guion tampoco se concentra en esclarecer la vida de Myers, una perdida sabiendo que acertadamente esta era la oportunidad perfecta para darle algún tipo de trasfondo, aunando drama, slasher e ironía de una forma explícitamente diferente.

“Halloween” de David Gordon Green carece de tensión y efecto paralizante alguno, de esencia y dirección— aun si la ves el 31 de octubre, tal como lo hice yo, — y sin embargo, supone un glorioso regreso para Jamie Lee Curtis, un slasher a la vieja escuela con evidentes modificaciones modernas que se pierde de la ruta central haciendo malabares con demasiados e innecesarios agentes. Esta secuela lo tenía todo para reinar: primeramente, a Curtis y su fundamental talento actoral; segundo, Michael, su cuchillo y su brutal legado como icono fílmico; tercero, al mismísimo Carpenter como consejero y compositor; cuarto, el género de suspenso y thriller propenso a escenas competentemente fabricadas de violencia; y por último, a la imperante Blumhouse Productions, quien mediante un acuerdo con Universal Pictures, se han convertido en los líderes del cine de terror moderno, creativa y comercialmente. El festival darling de Green no huye ni se esconde, más bien, juguetea y engaña con las maniobras de su estrella.
Felipe Critic
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