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España España · Madrid
Voto de loganxxx:
1
Aventuras. Acción. Drama España Imperial, siglo XVII. Diego Alatriste, valeroso soldado al servicio de su majestad, combate en la guerra de Flandes. En una emboscada de los holandeses, Balboa, su amigo y compañero de armas, cae herido de muerte y le hace una petición que Alatriste promete cumplir: cuidar de su hijo Íñigo y alejarlo del oficio de las armas. Posteriormente, Alatriste, que malvive alquilando su espada, es contratado junto a otro mercenario, el ... [+]
24 de febrero de 2007
14 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La desmedida incultura cinematográfica del espectador medio español no es una novedad. Es un hecho irrefutable que una gran parte del público va al cine pensando más en la nacionalidad de la película que en su calidad artística; y que cualquier cosa que venga de EE UU le va a resultar despreciable y que todo lo hecho en España le va a parecer magnífico. Es una patología como otra cualquiera, no hay que preocuparse.

Este chusco patriotismo cañí fruto de la más completa ignorancia y del un despreciable, absurdo e irracional nacionalismo es la única explicación para que esta cosa llamada “Alatriste” se haya ganado la más mínima palabra de aprobación por parte de aquellos que sueñan con ver todos los días “Betty la fea” y se masturban viendo a Manolo y Benito y absorbiendo por sus retinas enfermizas cantidades de Torrentes, Isis Disis, Juanas las Locas y demás abominaciones artísticas fruto de la fornicación de una boina con un arado.

“Alatriste” es aburrida, plúmbea, ridícula y patética, y, además, está mal interpretada, mal planificada, mal iluminada, mal rodada, mal estructurada, mal fotografiada, mal escrita, mal montada, mal decorada, mal sonorizada, mal resuelta y, sobre todo, muy muy muy mal dirigida. Es un amasijo de frases sin sentido que no significan absolutamente nada, un desfile de maniquíes que se creen actores pintados como puertas y con pelucas y disfraces de carnaval, un aquelarre de sinsentidos disfrazados de pretenciosos encuadres que rayan la demencia terminal, un espeluznante y aburrido desfile de estupideces que alguien tiene las desfachatez de llamar “cine” sólo por el dineral que ha costado y, sobre todo, porque es española.

Afortunadamente, en el resto del planeta, este bodrio de proporciones ciclópeas habrá durado un suspiro en las salas cinematográficas y los espectadores (más objetivos que el becerril público español) habrán huido en espantada de los cines ante semejante desaguisado repleto de referencias históricas para adornar un guión inexistente, una trama incomprensible y un porcentaje de ridiculeces por fotograma que amenaza con sumergir a los admiradores de esta película en un proceso de autodestrucción mental cercano al tratamiento psiquiátrico.

No hay palabras para describirla. Sólo un apunte: la escena de las ovejas se ha ganado ya un puesto en el Olimpo de las Sumas Memeces Universales. Que exista alguien en este planeta nuestro que haya permitido que semejante escena se haya proyectado en un cine da que pensar con respecto a la salud mental de nuestros mal llamados profesionales cinematográficos. Ahora, eso sí, si alguien quiere descojonarse durante horas y acabar tirado por el suelo muerto de la risa, que vea la escenita de marras. ES IMPAGABLE.
loganxxx
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