El lamentable código Hays. 1934 a 1968, se encargo de fusilar la historia.
Mientras censuraban cualquier cosa que moralmente ofendiera a los mojigatos que gobernaban EEUU.
Lanzaban bombas atómicas sobre Hiroshima y Nasagaki, la película se estrenó días después de la masacre contra la población civil de estas dos ciudades.
No lanzaron una tercera, porque aún no estaba montada, pero si pusieron mucho ahínco en incorporar un montaje final que destroza la película.
Aún así, se deja ver por el cuidado guión, unos ágiles diálogos y la elaborada luz que logran en ambientes cerrados.
No hago ningún spoiler, me limito a comentar los hechos que acaecieron.

Había varios finales posibles, Robert Siodmak se negó, pero los poderosos magnates de la universal y sus socios impusieron su moral.
A partir de la IIGM, EEUU, se posicionó junto a la Unión Soviética, en los dos todopoderosos países que tejieron la guerra fría e intentaron exportar, sus políticas el capitalismo o el comunismo.
Se ha demostrado que ambas son nocivas y la cantidad de víctimas ni se sabe ni se sabrá.

Hay varias críticas que ya hablan bastante de la película, así que añadiré bien poco.
Robert Siodmak, hubiera realizado una gran película, así pues se queda en algo ñoño, visto hoy.
Su toque al crear ambientes y dibujar suspense están, así como la cuidada puesta en escena.
Hay algunos toques de humor, apuntados en el guión que aderezan con gusto la trama.

Georges Sanders, realiza una notable interpretación, al lado de las dos bellezas que le tocaron en el reparto.
Ella Raines y Geraldine Fitzgerald.
Me ceñiré a la curiosa despedida que nos dejó escrita cuando decidió abandonar este lúgubre mundo:
"Querido mundo:
He vivido demasiado tiempo, prolongarlo sería un aburrimiento.
Os dejo con vuestros conflictos, vuestra basura y vuestra mierda fertilizante en esta dulce letrina.
Buena suerte."
Decidió hacerlo en un hotel en Castelldefell, que frecuentaba en ocasiones, los barbitúricos no fallaron.
Llevaba años barruntándolo, como luego contaría, su amigo David Niven.
Una elegante manera de despedirse.