Pixar, en su primera etapa, era una fábrica de sueños en su máximo esplendor: Toy Story, Buscando a Nemo, Ratatouille, Wall-E, UP....todo clásicazos con alma, referentes en animación.
Pero algo pasó, a mitad de camino.
Disney comenzó a meter su zarpa en los proyectos. A no querer hacer películas, sino estudios de mercado con patas que recauden lo máximo posible con una plantilla mil veces vista. Adiós al alma. Adiós a la Pixar que tanto amábamos, porque ya no existía: ahora era una mera prostituta al servicio de la multinacional del ratón.
Lo que queda hoy, ese remedo con tropezones de mil panfletos ideológicos absurdos y afán de vender muñequitos, se ha materializado en su última abominación.
Red.
-Olvidaos de que sean dirigidas para toda la familia. Si no eres una cría de 13 años, olvídate. Esto NO es para ti. Te lo advierto: sentirás vergüenza ajena el 99% del tiempo. Compresas, boybands, grititos, llaveritos cuquis, ropita, problemitas con mamá..........todo te está gritando FUERA, HOMBRE. Ya no tienes cabida en la nueva Disney.
-Los únicos hombres de la película: un padre estúpido, y un niñato abusón. Salen 5 minutos, y son representados como la subnormalidad profunda humana. Muy sutil, si. Gracias a la directorA. Ha quedado bien claro.
-China. Descarado. Ya la protagonista es china, su familia es china, el barrio es Chinatown..........sin disimular. El mercado chino es la máxima prioridad de Disney. Ahí la palabra clave, MERCADO.
-Y bueno........todo lo demás. Vergonzoso. El guión simplón y anodino. Personajes de los que te olvidas a los 5 minutos, un panda rojo con cero recorrido, unas sorpresas que ves venir a la legua. Animaciones millones de veces vistas en millones de películas que han llegado antes.
Todo en piloto automático. No hay alma. No hay nada más, que las desesperadas ansias de 4 ejecutivos en un despacho esperando engañar una vez más al espectador con un envoltorio colorido de millones de dólares. Pero aunque la mierda tenga una caja de regalo preciosa, sigue siendo una mierda.
PD: iba a comentar lo de los circulitos verdes de la prensa y todos alabando el último producto Disney de rigor como lo mejor que existe en el planeta. Pero ya no hace falta. Es demasiado evidente, y patético.