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España España · Cadiz
Voto de Lusapo:
6
Animación. Fantástico. Comedia. Romance. Musical. Terror Un hombre pone en el dedo de una mujer muerta, como broma, un anillo de compromiso. Pero lo que no sabe el pobre mortal es que la muerta reclamará sus derechos como "prometida". (FILMAFFINITY)
28 de setiembre de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Alegre colorido para el mundo de los muertos, y lúgubre oscuridad y formas neoexpresionistas para el hastío de los vivos. Así es como la inquientate mente de Tim Burton ve la realidad... su realidad. Y así, partiendo de una vieja leyenda rusa sobre una novia que es asesinada el mismo día de su boda, el director de Burbank (EEUU) construye un nuevo deleite visual con esa técnica de animación (arcaica quizá, pero maravillosa) llamada stop-motion.

Con un reparto para el doblaje prácticamente idéntico al de "Charlie y la fábrica de chocolate" (las sesiones de doblaje tenían lugar muchas veces tras rodar las tomas para "Charlie") Tim Burton nos invita nuevamente a darnos un paseo por su imaginario gótico de plastilina al que ya nos dejó asomarnos con su maravillosa "Nightmare before Christmas" o aquel corto primerizo llamado "Vincent" (un imaginario que se ha ido llenando de colorido en sus últimos filmes, todo sea dicho). Y para ello, produjo y codirigió junto a Mike Johnson este proyecto personal que rondaba su mente desde hace casi diez años.

En cuanto al guión... Pues bueno, la historia de "La novia cadáver", la verdad es que, además de simple, está llena de momentos irrelevantes y lo que es peor, es bastante previsible. El guión, que vuelve a estar firmado por John August, pero esta vez junto a Pamela Pettler y Caroline Thompson, adolece de una patente falta de interés por complicar la trama, y se limita a contar un relato simple y lineal, aderezado, eso sí, con buenos momentos de humor negro (un humor que está un nivel por encima de la trama y que ayuda mucho a levantarla). Una auténtica lástima, sobre todo porque el final pide a gritos un epílogo que redondeé el cuento, ya que no exagero si digo que a todo el cine le dio la sensación de que la película se termina prematuramente. ¿Quién tenía que comprar la plastilina?

En definitiva, un carnaval visual delicioso que transcurre ante nuestras miradas a la velocidad del rayo y que, por desgracia, no muestra ni insinúa nada más que lo que allí se ve.
Lusapo
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