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España España · Valencia
Voto de Carorpar:
5
Ciencia ficción. Terror Tras conseguir escapar con Newt y Bishop de un planeta alienígena, la teniente Ellen Ripley (Sigourney Weaver) recala accidentalmente en Fiorna 161, una remota cárcel galáctica cuyos peligrosos reclusos están absolutamente abandonados a su suerte. (FILMAFFINITY)
12 de julio de 2020
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El debut de David Fincher se produjo con la tercera entrega de una franquicia que empezaba a presentar síntomas de agotamiento, y ello pese al saludable sentido lúdico aportado por James Cameron a su inmediata predecesora, “Aliens: el regreso” (“Aliens”, 1986). De dicha circunstancia se benefician ambos: el primero al contar con la red de seguridad que suponía una fórmula de probado éxito y la correspondiente legión de fans, convencidos de antemano de las bondades del producto. En cuanto a la segunda, ésta recibe una bocanada de aire fresco de parte de quien se convertiría en uno de los realizadores más estimulantes del cine comercial de las dos décadas siguientes.
En efecto, Fincher aporta la escenografía industrial, los tonos ocres y la medida cuota de sordidez en base a las que hará carrera. Si bien unos efectos digitales todavía en pañales se antojan hoy, a casi treinta años vista, ciertamente cutres, los analógicos y “animatronics” no los mejoran gran cosa, de modo que ni siquiera el encanto de su eventual extinción los salva de la quema. Diríase que conscientes de lo cual, los responsables de “Alien3” no se prodigan en exceso al respecto, por suerte para el eventual envejecimiento de la película —ni tan temprano ni tan doloroso como podría haberlo sido— y, especialmente, para el espectador de nuestros días, acostumbrado —acomodado incluso— a pirotecnias audiovisuales que hacen palidecer los embrionarios palos de ciego dados aquí.
En suma, sin tratarse de ninguna maravilla, la cinta que nos ocupa sí mantiene una dignidad que la saga perderá definitivamente a partir de su cuarto episodio y que ni siquiera Ridley Scott logrará devolverle con las paquidérmicas “Prometheus” (ídem, 2012) y “Alien: Covenant” (ídem, 2017). Y resulta indudablemente entretenida, cualidad de la que carecen demasiadas películas de su mismo pelaje… y moco y babas y sosa cáustica y casquería.
Carorpar
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