Haz click aquí para copiar la URL
España España · Los Llanos de Aridane
Voto de Nairdan:
8
Documental Documental que narra los destinos cruzados de la Unión Soviética y del equipo de hockey sobre hielo conocido como "El ejército rojo": una dinastía única en la historia del deporte. El ex-capitán del equipo, Slava Fetisov, evoca su trayectoria fuera de lo común: primero adulado como un héroe nacional y luego condenado como enemigo político. Ese "Ejército rojo" es uno de los protagonistas de la historia social, cultural y política de su ... [+]
28 de noviembre de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Junto a la ciencia-ficción, el documental es el género cinematográfico que ofrece posibilidades más estimulantes, y también es uno de los géneros peor entendidos. El paso de los años certifica que la audiencia acepta cada vez más las propuestas de largometraje documental, que son distintas a los documentales televisivos y meramente funcionales (la variante National Geographic o Canal Historia, para que nos entendamos). En esta variante se inscribe sin duda Red Army, magnífico y altamente ingenioso (palabra clave ésta) documental que cuenta la historia de un galardonado equipo ruso de hockey que en los años 80 se convirtió casi sin quererlo en un potente símbolo de las ínfulas de supremacía soviética.

Para ello, cuenta con una increíble cantidad de provechoso material de archivo, fundamental para cimentar la calidad final de la película y todo un hallazgo. Es por todos sabido que el deporte, bien instrumentalizado, puede ser una de las más efectivas armas de propaganda, aunque también de las más inestables. Según nos cuenta el director, ambos casos se dieron con el HC CSKA de Moscú, equipo que pasó de la gloria ganada con esfuerzo y disfrute por el deporte (bajo la dirección del querido Anatoli Tarasov) a la gloria fundada en sufrimiento y angustia (bajo la dirección del déspota Viktor Tikhonov).

Es una de esas historias más grandes que la vida, la trayectoria de un pequeño grupo de jugadores que simbolizaban algunos rasgos de carácter exportable, como el compañerismo y el buen trabajo resultado de la compenetración, y que fueron usados tratando de vender un modo de vida que, sin saberlo ellos, era cada vez más insostenible. El mérito de Gabe Polsky y su equipo es concentrar en unos impagables 80 minutos la cantidad de cosas que pasaron desde principios de los 80 hasta la actualidad, un repaso a la vida de los miembros del equipo (Slava Fetisov, Alexei Kasatonov, Sergei Makarov, Igor Larionov, Vladimir Krutov), centrado especialmente en su figura más interesante: Slava Fetisov. Pieza clave de la historia que el cineasta nos está contado y un hueso duro de roer como entrevistado (no es casualidad que Polsky le entrevistara un mínimo de tres veces), Fetisov vivió la historia más dura de las aquí contadas y formula algunas ideas muy incómodas.

El mérito del máximo responsable reside en conocer al dedillo los resortes clásicos del género y por eso entender cómo sobrepasarlos sin alardes excéntricos. No es baladí que uno de los productores del film sea a su vez uno de los mejores documentalistas del cine actual: Werner Herzog. Como el director alemán, Polsky usa el montaje con sabiduría, haciendo que las imágenes dialoguen entre sí gracias a unos cortes de los más sutiles y un ritmo endiablado. También hay en Red Army un sentido del humor socarrón, que contagia desde el uso de las declaraciones en las entrevistas hasta la insólita creación de chistes (el millón de dólares americano, los osos sobre hielo).

Sin abandonar el tema de las entrevistas, sus muchos aciertos incluyen también el uso de material que normalmente se cortaría (la nieta del retirado agente de la KGB interviniendo en la charla grabada de su abuelo) o el tener la cámara encendida también en la preparatoria de la conversación, cuando un entrevistado puede tener la guardia baja. Se convocan también múltiples perspectivas sobre los hechos específicos aquí documentados, ya sea por medio de la labor del director, o declaraciones de archivo y material de prensa de la época (escrito o audiovisual).

La cinta suma y sigue hasta crear un Todo capaz de ser entretenidísimo y valioso, no tontamente obvio en su crítica pero claro en su mensaje. Solo faltaría para redondear la jugada que no se notara tanto la influencia de los países productores a la hora de hablar con la cúpula política. La imagen dada del poder es unidimensional en la parte rusa y ausente en la parte americana, y solo al final se nos informa de si se hicieron esfuerzos o no para contactar con las personas nombradas pero no presentes ante la cámara de Polsky y su equipo. Con todo, la pericia de los implicados es meritoria, y aunque lo dicho impide que Red Army sea la obra maestra que podría ser, hay que dejar claro que estamos ante una gran película, el enésimo ejemplo del nivel de creatividad y calidad que el documental ofrece como género cinematográfico.
Nairdan
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow