Acaparó diez Oscar de 1961 (película, directores, actor de reparto, actriz de reparto, dirección artística en color, fotografía en color, vestuario en color, montaje, banda sonora y sonido), convirtiéndose en el musical más premiado de la historia del cine y su éxito en las taquillas y en el imaginario colectivo fue inmediato y ha perdurado en el tiempo como se sigue apreciando en su poder de convocatoria en cada reposición en salas, porque este es un filme que debe disfrutarse en sala oscura y en versión original.

West Side Story es la adaptación homónima, de un célebre musical de Broadway, que a su vez es una versión actualizada del mito de "Romeo y Julieta" de William Shakespeare.

El musical fue escrito por Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, y fue coreografiado y dirigido por Jerome Robbins. Robert Wise fue el encargado de dirigir las escenas de transición entre los números musicales, consiguiendo con su maestría, amalgamar perfectamente todo el conjunto en una experiencia vital de una fuerza dramática y narrativa insuperables e inolvidables.

La experiencia se inicia en el mismo prólogo con un espectacular picado sobre la ciudad de Nueva York que va descendiendo lentamente hasta alcanzar los barrios marginales del West Side, para colocarse a ras de suelo y tras unos simples y misteriosos silbidos y un chasquido de dedos, contarnos una historia de luchas, de odio, de supervivencia, de marginalidad, de amistad y de amor.

A partir de aquí, la pantalla se llena de vida, con bailarines que invaden las calles del West Side, con escenas que se difuminan cuando se encuentran las miradas de los enamorados, colores que se alteran para cambiar de escenario, luces deslumbrantes que resultan amenazadoras y sombras que devienen protectoras, bailes que son luchas y luchas que son coreografías perfectas, escaleras de incendio que asemejan ser un bosque, parques de recreo con apariencia de cárceles, bailes duros como golpes, voces que claman sus anhelos y sus desdichas y por encima de todo, una música maravillosa que parece condicionar a los personajes y conducirlos hacia su inexorable destino.

La extraordinaria partitura se debe a Leonard Bernstein, y es con toda la razón una de las más famosas de la historia del cine, fusiona los temas principales con la música incidental haciendo avanzar la historia e incorpora armoniosamente ritmos latinos y jazzísticos, contiene toda la lírica y toda la violencia que contiene la historia y está cuajada de temas que han tenido su propio desarrollo al margen del filme, temas como “Something Coming’s”, “América”, “María”, “Tonigth”, “I feel Pretty”, “Cool” y “Somewhere” siguen formando parte de los repertorios de los “crooners” de nuestro tiempo.

La innovadora coreografía de Jerome Robbins, es también una amalgama de estilos, rebosantes de furia y vehemencia, que significó un verdadero reto para el fenomenal grupo de intérpretes, cantantes y bailarines que formaban parte del reparto.

Entre sus miembros figura la encantadora pareja protagonista formada por Natalie Wood y Richard Beymer que apenas bailan y que tuvieron que ser doblados en las canciones por Marni Nixon y Jimmy Bryant respectivamente, a pesar de lo cual, están tan perfectos en sus papeles que resultará difícil, ante el próximo estreno del filme de Spielberg, identificar a una María, alejada de las dulces facciones de Natalie Wood.

Pero la pareja que arrasa por su fuerza, intensidad y credibilidad son George Chakiris y Rita Moreno, en los papeles de Bernardo y Anita respectivamente, que bailan y cantan excepcionalmente y que ganaron el Oscar a los mejores papeles secundarios por su participación en este filme.