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España España · asturias
Voto de javieritos:
10
Terror. Drama Los Woodhouse, un matrimonio neoyorquino, se mudan a un edificio situado frente a Central Park, sobre el cual, según un amigo, pesa una maldición. Una vez instalados, se hacen amigos de Minnie y Roman Castevet, unos vecinos que los colman de atenciones. Ante la perspectiva de un buen futuro, los Woodhouse deciden tener un hijo; pero, cuando Rosemary se queda embarazada, lo único que recuerda es haber hecho el amor con una extraña ... [+]
7 de setiembre de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Roman Polanski es uno de los grandes no deja lugar a dudas. Que su vida no es lo que podemos llamar “sencilla” o “regalada”, tampoco. Ya su infancia fue un infierno evitando caer en Auschwitz, donde su madre fue exterminada y su padre pasó unos años puñeteros. Lógicamente eso marca a cualquiera. Pero si cuando el éxito de tu vida viene acompañado del asesinato de tu mujer embarazadísima por un psicópata zumbado como Charles Manson es como para no sobrevivir.
El tipo, valiente, desde luego, no sólo tonteó con el tema demoniaco en “La semilla del diablo”, desafortunado título español que revela toda la gracia de la película, sino que años después adaptó “El club Dumas” del petardo Reverte en su simpática y entretenidísima “La novena puerta”.
Bueno, volvamos al caso que nos ocupa, una de mis pelis de terror favoritas.
Polanski había destacado-y mucho-con películas personalísimas, propias y fantásticas como “Repulsión” en el 65 y “Callejón sin salida” en el 66 y había rodado una cinta que no tuvo buena acogida y con los años se ha convertido en una peli de culto total, “El baile de los vampiros”, del 67, en la que conoció a su futura esposa, la preciosa Sharon Tate. Por aquel entonces, el escritor Ira Levin, autor de algunas de las novelas que han marcado mi vida profesional, como “Las viudas de Stepford”, “Los niños del Brasil” o “Bésame antes de morir”, había presentado ya su libreto de “Rosemary's baby”, que contaba la historia de un matrimonio neoyorkino que se muda a un edificio y conoce a unos vecinos peculiares que ponen sus vidas patas arriba, quizás influenciado por la fundación en 1966 de la Iglesia de Satán con Antón Le Vey como cabeza destacada. William Castle, productor de destacadas pelis de serie B se hizo con los derechos de la novela y se presentó en Paramount para entregársela a ver qué opinaba Bob Evans, tipo listo que fue quién se empeñó en que aunque Castle la produjera sería Polanski el que la dirigiría.El proyecto llegó a manos del director de manera casual, encubierto tras otra propuesta, y tras leerlo quedó prendado y obsesionado con hacerse con la dirección y con el papel de guionista. Lo logró y sólo treinta días después el guión estaba acabado.Para las localizaciones de la peli eligieron el simbólico edificio Dakota en Central Park, que más tarde se haría célebre por ser donde asesinaron a John Lennon, pero que fue una de las decisiones perfectas de la película. Ahora había que encontrar un buen reparto. Y lo hizo. Estaba empeñado en que la protagonista fuera Jane Fonda o Tuesday Weld, pero Evans se empeñó en que nadie mejor que Mía Farrow lo haría. La actriz, preciosa, delicada y elegante había alcanzado la fama como protagonista de un culebrón y su matrimonio con Sinatra, pero aún no había hecho nada memorable pero con su fragilidad, sus expresivos ojos extraños y su delicada figura rozando lo enfermizo era la opción perfecta y Polanski enseguida lo tuvo claro.
SIGUE EN SPOILER
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javieritos
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