Funny Games, una película que lo único que va a conseguir es poner de mal humor al espectador.

Tenía curiosidad por ver este film tan aclamado por las críticas y a mi parecer: está sobrevalorado.
En primer lugar, la banda sonora, un auténtico estropicio; en segundo lugar, un guión simplón, muy previsible en todo momento, dotado de unos diálogos que no paran de repetirse a lo largo de toda la película; unos personajes poco creíbles: planos, que no tienen ningún tipo de interés oculto, un Arno Frisch que deja mucho que desear, nada en comparación con ''El vídeo de Benny''.

Pretende ser una película profunda, dura, que haga partícipe al espectador y causar en él ese miedo, esa intranquilidad y ese malestar por el que están pasando los protagonistas, no obstante, interpretaciones tan malas como la de Ulrich Mühe sólo hace que se quiera terminar de una vez.

En conclusión una película posiblemente genial en su época, pero para nada considerarla hoy en día como una obra brillante (que es como se le pinta), hay una gran diferencia entre una película que realmente te haga disfrutar de ese desasosiego y Funny Games.