Dado el relativamente injusto título de mi crítica, lo compensaré diciendo que me ha parecido una película bien hecha, lo que, en los tiempos que corren, no es poco. Decir que no me ha gustado no sería cierto. Decir que me ha encantado tampoco, ni de lejos.

La cosa va de coger una típica, tópica historia de suspense. Estirarla al estilo Coixet (un columpio, un guante, una nube,...). Estirarla un poquito más aprovechando que tienes una actriz adolescente de moda llenándote la pantalla, literalmente (abuso de primeros planos). Y entonces, cuando la historia ya es lo bastante larga, la dejamos a la mitad. O lo que sería la mitad si tomamos como referencia un blockbuster americano. Así queda más intelectual pero la realidad es que lo que has hecho es un blockbuster americano con un hachazo a la mitad. La historia no añade nada original aparte de eso.

Hay un par de momentos en la historia en que Sophie Turner podría haber demostrado ser buena actriz, al encarar, o al encarnar a su otro yo. Esos nos los saltamos. No se sí porque el elogio a sus actores le parezca a Isabel Coixet demasiado mainstream o si sea porque realmente Sophie Turner no es lo bastante buena actriz, aún. Algún día lo sabremos, supongo.

Todo lo demás ni fu ni fa, Geraldine Chaplin cargante como siempre, doblada con un acento raro, como siempre, no se porque, supongo que porque se dobla ella misma. Y poco más se puede decir sin incurrir en spoilers, lo cual no vale ni la pena, es una típica, tópica historia de suspense malamente acabada. Por cierto, muy, muy blandita en lo refente a violencia y sexo, que los hay, de algún modo, pero dejando todo el trabajo a nuestra imaginación.