Los personajes de Asno y Gato no están nada explotados, cediendo protagonismo a las princesitas, a los malos de los cuentos de hadas y a Arturo. Las primeras carecen de gracia, los segundos no están mal del todo (Garfio, el mejor) y Arturo es demasiado arquetípico y, como ya alguno ha apuntado por aquí, es un personaje muy serio para el mundo de Shrek. Con Merlín ocurre lo mismo: está tan visto ya el personaje del viejo torpe y extravagante que le coge uno hasta tirria.

De todos modos el principal problema de la película es que todo está impregnado de un ambiente de déja vú: la carita de adorable del gato ya la habíamos visto, la melena del principe Encantador a cámara lenta ya la habíamos visto; en esta, en vez de que algunos personajes cambien su aspecto físico como ocurría en Shrek 2, cambian su cuerpo entre sí (recurso mil veces utilizado en tantas películas y tan poco aprovechado en esta, parece un intento desesperado por meter algún detalle cómico), el climax final, en vez de ser la fiesta de boda a la que acude todo el pueblo en la segunda parte de las aventuras del ogro verde es una obra de teatro a la que acude todo el pueblo...en fin, originalidad, muy poca. Por si fuera poco, ha perdido el aire gamberro característico de la saga: es la más moralista de todas, algo que desde luego yo no me esperaba para nada, habida cuenta de que las dos anteriores se reían precisamente de todo eso.

En fin, una lástima que la tercera película de Shrek haya colmado las expectativas de tan poca gente. Me da pena porque ha conseguido que aborrezca la trilogía entera, ya no quiero saber más de Shrek y su panda en mucho, mucho tiempo.