FABRIZIO CATTANI, que también es coautor del guion, firma un acercamiento a uno de los cuadros psiquiátricos más desconocidos en esta sociedad actual tan saturada de información. MATERNITY BLUES aborda el drama que viven aquéllas madres que por una razón u otra, más tarde o más temprano, acaban con la vida de sus propios hijos, la mayor parte de las veces actos conducidos por la inestabilidad mental de éstas madres. El tema es más que espinoso por su complejidad, por los prejuicios que lógicamente levanta, y porque muy poquita gente está por la labor de intentar comprender.

La cinta nos presenta a Clara, una paciente que ingresa en una institución mental donde tendrá que compartir penitencia con mujeres que han cometido el mismo delito. Clara tendrá que aprender a vivir con su culpa, y encontrará en sus compañeras de habitación un apoyo decisivo.

El tratamiento que propone CATTANI es muy irregular porque si bien la cinta comienza con mucho tino, pronto el director se pierde y no concreta el tono de la historia que nos cuenta. Pasamos constantemente del drama a la comedia en un conglomerado de escenas que no termina de funcionar, y es que parece que el director es el primero que no tiene claro cómo contar la historia. El espectador se vuelve loco porque tan pronto el filme adquiere carácter de drama intimista, como se dispersa en esbozos de historias paralelas que no se rematan y acaban aportando a la trama poco más que confusión. Además CATTANI se atreve a incorporar en el montaje una secuencia en la que una de las protagonistas canta un lacrimoso tema dedicado a su hijo, tratada como una suerte de videoclip pop, que no hace más que sacar del todo al espectador de la película.

Por suerte, MATERNITY BLUES cuenta con el excelente trabajo de CHIARA MARTEGIANI (Rina) y MARINA PENAFINNA (Vincenza) , que aportan unas interpretaciones que las elevan varios grados por encima del resto del reparto, ya que ANDREA OSVÁRT, que interpreta a la protagonista, Clara, se esfuerza en su interpretación pero adolece el excesivo tratamiento lacrimoso que CATTANI reserva para su personaje.

Se agradece que el cine retrate y comparta estas realidades, pero se aprecia bastante confusión a la hora de fijar el tono del relato.

LO MEJOR:
Las interpretaciones de las actrices, en especial las secundarias.

LO PEOR:

Sin duda, la canción interpretada por Vincenza. No la encontramos sentido por ningún lado.

CATTANI no encuentra su tono, y esto pasa factura al espectador.

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