Media votos
6,6
Votos
1.370
Críticas
705
Listas
6
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de rober:
8
6,7
25.969
Drama
Nueva York, 1961. Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un joven cantante de folk que vive de mala manera en el Greenwich Village. Durante un gélido invierno, con su guitarra a cuestas, sin casa fija y sin apenas dinero lucha por ganarse la vida como músico. Sobrevive cantando en pequeños garitos, pero, sobre todo, gracias a la ayuda de algunos amigos que le prestan su sofá para pasar las frías noches. De repente, decide viajar a Chicago para ... [+]
15 de enero de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra estimable película de los Coen. El arranque es un tanto frío, la trama y el personaje parecen ser anodinos, casi intrascendentes. Es muy difícil llegar a empatizar con Llewyn Davis, es casi imposible que el tío te resulte simpático o antipático. Sin embargo, poco a poco su historia va "calando". Su patético periplo de sofá en sofá, sus deslavazadas relaciones con amigos y familiares... A medida que conocemos más de él nos vamos contagiando de su melancolía.
Así, los 105 minutos son una sucesión de ocasiones malogradas y situaciones tragicómicas, que los Coen nos presentan de un modo descarnado. La inefable relación con el personaje de Carey Mulligan y su sometimiento a una decisión que él no adopta; el distanciamiento con su hermana; la oportunidad desaprovechada de un hit que podría haberle sacado de la pobreza; el absurdo viaje en coche a Chicago, donde nada se le ha perdido (aunque le llevará a intentar un giro en su vida mediante la audición con un productor, quizá la mejor escena de la peli); el inesperado descubrimiento de su paternidad (con timo incluido, qué curioso); el cantante vagabundo buscando por toda la ciudad a un gato perdido llamado... Todo son historias deshilachadas, por las que el protagonista va pasando, con mucha pena y ninguna gloria. La narración de la película es como la propia vida de su protagonista, desordenada y escurridiza. No es casual que el protagonista sea cantante, precisamente, de folk, estilo intemporal por naturaleza.
Joel y Ethan Coen presentan la historia de un ser insignificante, condenado al fracaso de antemano (muy simbólica la conexión entre el inicio y el desenlace del film). Con ello, el tono se vuelve cada vez más amargo. Los reconocibles toques surrealistas de los Coen llevan aquí a un humor más negro que nunca. "A propósito de Llewyn Davis" provoca finalmente una reflexión sobre cuál es el límite de un ser humano a la hora de luchar por los ideales y por trazar su propio camino, sobre cómo han de ser las relaciones con los demás (amigos, familiares, compañeros de profesión...) y sobre cómo debemos liberarnos de un pasado que nos persigue allá por donde vamos. Por cierto, muy bien Oscar Isaac, dando el punto exacto de distanciamiento a su personaje.
Salgo del cine con una honda sensación de tristeza. Son los Coen. Me han ganado.
Así, los 105 minutos son una sucesión de ocasiones malogradas y situaciones tragicómicas, que los Coen nos presentan de un modo descarnado. La inefable relación con el personaje de Carey Mulligan y su sometimiento a una decisión que él no adopta; el distanciamiento con su hermana; la oportunidad desaprovechada de un hit que podría haberle sacado de la pobreza; el absurdo viaje en coche a Chicago, donde nada se le ha perdido (aunque le llevará a intentar un giro en su vida mediante la audición con un productor, quizá la mejor escena de la peli); el inesperado descubrimiento de su paternidad (con timo incluido, qué curioso); el cantante vagabundo buscando por toda la ciudad a un gato perdido llamado... Todo son historias deshilachadas, por las que el protagonista va pasando, con mucha pena y ninguna gloria. La narración de la película es como la propia vida de su protagonista, desordenada y escurridiza. No es casual que el protagonista sea cantante, precisamente, de folk, estilo intemporal por naturaleza.
Joel y Ethan Coen presentan la historia de un ser insignificante, condenado al fracaso de antemano (muy simbólica la conexión entre el inicio y el desenlace del film). Con ello, el tono se vuelve cada vez más amargo. Los reconocibles toques surrealistas de los Coen llevan aquí a un humor más negro que nunca. "A propósito de Llewyn Davis" provoca finalmente una reflexión sobre cuál es el límite de un ser humano a la hora de luchar por los ideales y por trazar su propio camino, sobre cómo han de ser las relaciones con los demás (amigos, familiares, compañeros de profesión...) y sobre cómo debemos liberarnos de un pasado que nos persigue allá por donde vamos. Por cierto, muy bien Oscar Isaac, dando el punto exacto de distanciamiento a su personaje.
Salgo del cine con una honda sensación de tristeza. Son los Coen. Me han ganado.