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Voto de Sandra Desmond:
8
7,8
9.803
23 de julio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo podemos hablar de propias elecciones cuando ni tan siquiera podemos elegir cómo vivir?
Dejando a un lado la inusual y encantadora historia de amor, a mi me parece mucho más destacable la aplastante crítica social que en ella muestran.
Que nadie se lleve a engaños al decir "Yo tomo mis propias decisiones" cuando desde que nacemos ya estamos "afiliados" a este mundo donde sólo somos una aguja más dentro de esta vorágine de consumismo y capitalismo.
Hay de quienes encuentren en mi discurso el de una radical izquierdosa, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente quiero expresar lo maravilloso que sería poder elegir perderse en una isla desierta; aunque en esta se vean los estragos de la sociedad más devoradora, y desprenderse de todas esas cargas que nos acompañan y que tontamente condicionan nuestra felicidad.
En las tribus aborígenes basta con alimentarse y estar sano para ser feliz, no existen los suicidios y es algo que en esta película expresan a la perfección.
Ver el paso de una persona que ha intentado suicidarse y que está sufriendo de depresión a contemplar como lo más insignificante pueda hacerle inmensamente feliz es asombroso. Cuanto más simplificas la vida, más simplificas la felicidad.
Pero como todo lo que se salga de los cánones de la concepción social debe ser destruido y reparado, la felicidad del individuo será efimera, por lo que ese final a mi se me queda más agrio que dulce.
Por lo que esta maravillosa película no sólo me parece inmensamente bella por la historia, sus personajes o por la genialidad de la narración, sino por lo que incita al pensamiento.
Dejando a un lado la inusual y encantadora historia de amor, a mi me parece mucho más destacable la aplastante crítica social que en ella muestran.
Que nadie se lleve a engaños al decir "Yo tomo mis propias decisiones" cuando desde que nacemos ya estamos "afiliados" a este mundo donde sólo somos una aguja más dentro de esta vorágine de consumismo y capitalismo.
Hay de quienes encuentren en mi discurso el de una radical izquierdosa, pero nada más lejos de la realidad. Simplemente quiero expresar lo maravilloso que sería poder elegir perderse en una isla desierta; aunque en esta se vean los estragos de la sociedad más devoradora, y desprenderse de todas esas cargas que nos acompañan y que tontamente condicionan nuestra felicidad.
En las tribus aborígenes basta con alimentarse y estar sano para ser feliz, no existen los suicidios y es algo que en esta película expresan a la perfección.
Ver el paso de una persona que ha intentado suicidarse y que está sufriendo de depresión a contemplar como lo más insignificante pueda hacerle inmensamente feliz es asombroso. Cuanto más simplificas la vida, más simplificas la felicidad.
Pero como todo lo que se salga de los cánones de la concepción social debe ser destruido y reparado, la felicidad del individuo será efimera, por lo que ese final a mi se me queda más agrio que dulce.
Por lo que esta maravillosa película no sólo me parece inmensamente bella por la historia, sus personajes o por la genialidad de la narración, sino por lo que incita al pensamiento.