El gran director polaco dirigió antes de morir una de las trilogías más famosas e importantes que ha dado la historia del cine. Su trilogía de los colores está basado en la bandera francesa y en el mensaje de fraternidad, libertad e igualdad que la caracteriza. Cada una de ellas usa uno de estos pilares.
En esta ocasión nos encontramos ante la más famosa de las tres (dentro de que las tres son muy conocidas). Su trama nos presenta a una mujer que pierde a su marido y a su hija en un accidente de tráfico. Ella debe convivir con esa soledad, mientras intenta soportar los fantasmas de un pasado donde su marido estaba destinado a componer un himno para Europa.
La historia está narrada con gran delicadeza y mucha pasión. Toda la intimidad de la trama se expresa con fuerza gracias a un personaje principal, que es como un iceberg. Ella es capaz de ofrecer solo un poco de su dolor y su pena; pero en el interior está destrozada y siente pavor a esas notas musicales que forman un himno acompañado de un coro de gran fuerza.
Krysztof Kieslowski dirige magistralmente este film que te envuelve de una forma que no te suelta. La tristeza que caracteriza a ese color azul se expresa con gran fuerza en ese personaje femenino, y en esas vivencias que le toca vivir en esta nueva etapa. Y aunque algunas escenas resulten un poco densas, hay que reconocer que en general el director acierta mucho.
Sin lugar a dudas el alma de este film es la impresionante actuación de la gran Juliette Binoche. Ella es una actriz que me encanta y nunca decepciona. En este caso no es una excepción, y realiza un trabajo soberbio y de una gran contención; ofreciendo un personaje de gran tranquilidad en el exterior; pero de una fragilidad enorme en el interior que se desquebraja ante cualquier pregunta del pasado.
La fotografía es increíble también. Todas las escenas están bañadas de un azul que hipnotiza. Y no solo en el color de las imágenes, sino con objetos que salpican la decoración.
Además, la banda sonora es preciosa. Uno disfruta con cada nota de esa pieza musical que se está componiendo para Europa. Un coro que pone la carne de gallina, y una melodía que sin lugar a dudas emociona, y que uno se plantea sino podría ser también un himno real para el viejo continente.
En fin, "Tres colores: Azul" es la primera parte de una trilogía que se basa en los colores de la bandera francesa, para así presentar a un personaje que intenta reinventarse a sí misma tras un hecho dramático, y que poco a poco se va adaptando a una realidad donde debe crear un futuro basado en notas musicales con gran fuerza.