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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
8
Thriller. Intriga. Drama Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
16 de enero de 2010
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Trataré de obviar el marco contextual, o los varios marcos contextuales, que se maneja en la película. Valiéndose de flash backs al uso, Campanella arma una historia de pasiones paralelas que marcan de inicio a fin la vida de todos sus protagonistas: en esas pasiones uno sabe, o siente, que nada se encuentra tan alejado, que hasta el policial más intrincado puede resultar, en últimas cuentas, un proceso de vida.

Qué ironía detras de los paredones de tribunales: la peli cuenta con, por lo mínimo, seis secuencias en donde el poder jerárquico, el puesto vertical, da lugar a toda clase de humillaciones, bastardeos y ninguneos. O bien el juez de instrucción se pasa por el trasero a sus propios empleados, o bien una abogada trata de alfeñique al preso de turno, o al jóven novato. Detrás de todas estas excecrables lacras que imparten "justicia" se construye un proceso judicial que se cierra sin haberse cerrado, que se cierra fuera de los que mambolean la sartén por el mango y va a parar a la más cruda y desasosegante justicia por mano propia.
Y lo peor de todo es que es cierto, que ficción ni ficción, ESTO PASA.

Pero es en última instancia esa pasión que nos mueve, esa razón de ser que se transforma de pronto en quimera lo que hace posible, y claro, el actuar de los personajes. En este aspecto la visión del film encierra un mensaje inquietante: la ley la construyen los hombres, es cierto, pero cada cual construye su propia ley.

La historia de amor entre Darín y Villamil puede conmover pero, ay, la siento demasiado en paralelo con respecto al eje argumental, el crímen en sí mismo. No estoy diciendo que esté de más, sino que no intercepta debidamente a la trama "madre". De todas maneras no es un obstáculo lo suficientemente fuerte como para empañar este retrato de hombres, mujeres...humanos tan marcados por sus propias pasiones.
Recuerden que la ira de Aquiles, por más ciega y caprichosa que fuese, terminó por derribar un imperio...o peor, terminó con una edad histórica.
Juan Rúas
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