La película se centra en Anna, jóven asesinada a orillas de un lago. En torno a ella se manejan todo tipo de hipótesis. Un detective de sobrada experiencia toma el caso y, gracias a él, la trama avanza...ahora bien...¿Qué descubre?

En tanto policial, La ragazza...presenta esos detalles que la alejan de cualquier thriller norteamericano. Cambios de tono bruscos junto a una bella fotografía y una barroca puesta en escena nos dan a entender que vamos a ver algo distinto. Por desgracia, en mi opinión, porque sé que la película ha encantado a muchos, algo se va de madre: porque de pronto no se entienden las prioridades de un guión desparramado de personajes secundarios que tienen todo para decir, mucho para proyectar y reflejar. La película ingresa en ese camino nebuloso de la ambición, pretende realzar sentimientos humanos allendes al eje de la cuestión y yo por momentos sentía que Anna me importaba muy poco. Ella volvía, sí, junto con su recuerdo y el recuerdo de que la película centraba la atención en su muerte, pero la cinta dura hora y media entre falsos sospechosos, vueltitas de tuercas según las formulas policiales y duros intimismos que rebalsan el vaso: demasiado en muy poco tiempo, demasiado atolladero de ideas.

Esa serpiente que sale del lago y duerme a sus víctimas, esa leyenda buscaba la metáfora directa y sin embargo quedó como mera anécdota entre discapacitados y locos.
Algo se fue de cauce, mucho policial para tantos sentimientos encontrados.