Antes de criticar esta película habría que analizar la diferencia existente entre los términos "miedo" y "terror", el primero sería una reacción de intranquilidad y malestar producida por la incapacidad de controlar una situación que somos capaces de comprender, el segundo se aplicaría correctamente si nos referimos a la respuesta emocional incontrolada e irracional provocada por una situación que excede con creces los parámetros de lo "normal".
PIN no es ni mucho menos una película de terror, pero como cine de miedo es sin dudarlo una película excelente. No expone situaciones paranormales, no, aquí el miedo es algo cotidiano, natural, presente en la sociedad, una patología de sobra conocida, la esquizofrenia, somatizada en este caso a través de un trastorno de personalidad trasladada al exterior del individuo enfermo.
Sandor Stern nos muestra la cara mas cruda de una psicopatología. Representa con escalofriante realismo como se convive con una enfermedad así, el vínculo existente entre el enfermo y su "visión" y la incapacidad del entorno familiar de aceptar que una persona tan cercana y querida "ha dejado de serlo" y se ha autoconvertido el algo solo comprensible a los ojos del enfermo.
En esta película el miedo desborda: el protagonista lo sufre dentro de su rechazo social, los familiares dentro de la incomprensión, el espectador lo sufre al ser testigo presencial pero no tener la capacidad de interactuar.
Profundizando en los origenes de esta enfermedad descubrimos que viene provocada por la idealización del comportamiento ejemplar a través de símbolos fictíceos en el proceso educativo. Esto quiere decir que uno de los más usuales métodos de enseñanza es hacer creer al niño que un "ser superior" vigila sus actos, premia sus exitos y critica sus fracasos (véanse los Reyes Magos, El Monstruo de saco, El Ratoncito perez y en este caso PIN) los niños tienden a idealizar a estos seres ejemplares y a desarrollar un interés y una dependencia contraproducente si no se les explica a tiempo que es un método de estímulo fictíceo pero con formación y resultados reales, que lo que importa es que han adquirido unos valores y no el medio en si.
Existe una extraña paradoja por la cual durante nuestra infancia tememos todo aquello que se escapa a nuestra comprensión (vida extraterrestre, seres fantasmales...), y conforme va avanzando nuestra experiencia en la vida entendemos que debemos temer más lo que conocemos que lo que nos es extraño.
En definitiva: Una situación de miedo "real" es incluso más angustiosa que el terror irracional, pues sabemos todo lo que va a ocurrir, como va a ocurrir, que sentiremos, y la manera de haberlo evitado que nos remorderá la conciencia eternamente.
Calificando la técnica: Mejorable
La Idea e integración de la misma: Muy buena
Interpretaciones: Realistas y naturales.
En lineas generales a modo de interés:Si todavía crees en el miedo te la recomiendo.