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Voto de José Miguel:
10
Drama Un importante magnate estadounidense, Charles Foster Kane, dueño de una importante cadena de periódicos, de una red de emisoras, de dos sindicatos y de una inimaginable colección de obras de arte, muere en Xanadú, su fabuloso castillo de estilo oriental. La última palabra que pronuncia antes de expirar, ”Rosebud”, cuyo significado es un enigma, despierta una enorme curiosidad tanto en la prensa como entre la población. Así, un grupo de ... [+]
4 de junio de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas películas de casi setenta años hay que juzgarlas en su tiempo, no con los criterios actuales, aún así, aunque ya la había visto cuando era un crio, me sigue dejando con la boca abierta.
Ciudadano Kane marca un antes y un después en el cine, ¡Cuánto de su técnica fue copiada después!, de la forma de contar una historia, de los ángulos con que enfoca la escena.
Podemos apreciar tomas a ras del suelo, encuadres en los que Orson Welles actor parece un gigante al lado de la persona que quiere amedrentar, planos generales en los que juega con la profundidad haciendo sobrar las palabras. Introduce el picado de la cámara atravesando ventanas para centrarnos a un personaje que quiere introducirlo en un contexto, profundidad de encuadres explicativos y comparativos.
Muchos de sus planos, incluida la luz y las sombras derivan directamente del expresionismo, de la grandilocuencia de Metrópolis.
Orson W. es un maestro de la iluminación ¡Cuántos matices nos ofrece con solo dos tonos!
A destacar la valentía del argumento. Todavía Hearst, el protagonista en la vida real, tenía grandes influencias para echar la obra abajo, primero intentándola comprar a la RKO antes de su estreno algo que no consiguió y más tarde utilizando todo su poder, ya en la decadencia, para que el estreno quedara relegado a unos pocos cines del Medio Oeste con lo cual pasó en un principio desapercibida. Me imagino a un insultante jovenzuelo de veinte pocos años enfrentado al todopoderoso R. Hearts.
El ineluctable paso del tiempo todavía no ha aferrado este filme con sus garras, la podíamos pasar ahora mismo y su hora y cincuenta minutos pasarían en un suspiro.
José Miguel
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