Koen Mortier nos trae su primer largometraje cargado de furia nihilista y rebeldía punk. Una auténtica sacudida de diversas reflexiones en torno a sus formas, su toque de anarquía social, casi el "Trainspotting" de la década en la que estamos. Un escritor reconocido se introduce en una banda punk para tocar la batería junto a tres minusvalidos cada uno más esperpéntico que el otro. Así, en "Ex Drummer" hay comedia, humor negro, violencia, un evidente dramatismo en su tramo final, cierto sopor solventada la primera mitad de sorpresa y choque, etc. El film de Mortier es una propuesta cuando menos inquietante, inconformista, que trae a colación el tema de la sociedad del desarraigo de las clases marginales, que molesta a ratos para bien otros para todo lo contrario siendo esto consecuencia de sus formas, la unión no siempre bien avenida del punk con el cinematógrafo. Posible cinta de culto para generaciones interesadas en esta cultura, interesante ejercicio de cine-anarquía, asfixiante y no muy cómoda para la mayoría.