El guión es malo con avaricia, porque basar la película en el monólogo que el protagonista tiene consigo mismo y con la virgen es lo más anticinematográfico, si está tan mal realizado como en este caso. Y si se trata de hablar por hablar, al menos que lo dicho tenga un sentido, una racionalidad, dentro de esa irracionalidad que le quiere dar al personaje principal y casi único. Tampoco debemos extrañarnos de esos monólogos, pues la directora viene del ambiente teatral y debe estar tan imbuida de él que no se ha enterado que el cine es otro lenguaje. El mismo personaje del mariquita esta interpretado de una manera tan teatral que es difícil de soportar. Y en cuanto al tema, no se si va de homosexualidad, malos tratos, religión, militarismo, franquismo, etc. etc. etc. Ya se, va de la soledad. No hay ni una sola idea clara expresada en imágenes, solo un mariquita contando su vida con una pluma impresionante. La fotografía es mala y sabiendo la importancia que debería tener la virgen en la historia que se cuenta, nadie se ha preocupado de quitarle los brillos de la cara que ensucian los planos. La música no parece salida de la cabeza de un compositor, sino de alguien que aporrea instrumentos de modo que a veces confundes con llamadas a la puerta, pasos, caídas, etc. ¿Será que se ha pretendido gastar lo menos posible? No creo, porque estando tan subvencionada… La referencia a “Muerte en Venecia” viene al pelo porque entonces nos damos cuenta de la diferencia en el tratamiento de la triste soledad de un homosexual cuando se hace arte cinematográfico de verdad y cuando se hace con vulgar chabacanería.