Comparar el remake y la película original, es como robarle el bocadillo a un niño, escupirlo y devolvérselo.

Si yo fuera Samuel Bayer, me pegaría un tiro. No hay talento, no hay nada: la película está hueca. Y si ya el personaje de Freddy Kruger había sido defenestrado por las inmisericordes secuelas, (hablando en plata: una puta mierda) aquí se le trata de resucitar con el drama-denuncia de un corruptor de menores/pedófilo sediento de sangre.

El maquillaje del tipo es más malo que el de las propias máscaras de la Neca, (que ya es decir...) Y la sucesión de muertes y puesta en escena del villano, son cutres, asepticas y ultra-conservadoras.

Toman literalmente al espectador por tonto: la primera película atenazaba al espectador (adulto o pequeño) le despojaba de su incredulidad, y finalmente lo sumergía en un espectáculo abominable y perturbador. Por eso logró ser un icono.

Si ésta es la actualización del mito, prefiero cortarme antes las venas con una cuchilla bien afilada y oxidada... A ver si pillo la triquinosis y me olvido de éste bodrio.

Floja, edulcorada y para todos los públicos. Todo lo que no tiene que ser un producto de éste tipo.