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Burkina Faso Burkina Faso · Lolailo
Voto de Buscapé:
8
Drama Nigel (Hugh Grant) y su mujer Fiona (Kristin Scott-Thomas) son un matrimonio británico de crucero para celebrar su séptimo aniversario de boda. A bordo conocen a la atractiva y deshinibida Mimi (Emmanuelle Seigner) y a su marido Oscar (Peter Coyote), un norteamericano que está inválido en una silla de ruedas. Nigel empieza a sentirse atraído por Mimi, y Oscar, que se da cuenta, le propone que intente seducirla, pero antes le cuenta cómo ... [+]
11 de febrero de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lunas de Hiel es una gran película, es entretenida de principio a fin, está muy bien realizada y sus personajes son interesantes.

Hay un argumento claro: del cómo funcionan las parejas, el paso del tiempo y las consecuencias de bordear el conformismo rutinario en pareja y la otra vertiente: superarlo para adentrarse en el lado mezquino del amor: la dependencia como motor que alimenta la degradación. El uso de una supuesta pasión, que no esconde más que los últimos cartuchos de una relación muerta por ese mismo afán de buscar el más allá.

Es una película con una música deliciosa, a cargo de Vangelis, dándole un are hipnótico e inocente. Porque al principio de la película, sus personajes muestran la primera fase del amor: de la ingenuidad, la frescura y la inocencia se pasa posteriormente a la pasión más desenfrenada y tras ese cauce finito, llega el aburrimiento, la rutina y la búsqueda de nuevas fronteras o como el mismo Nigel denomina: a travesar el Rubicón.

Los actores hacen una gran labor, tenemos a Peter Coyote, cuyo personaje te hace virar entre el desprecio, la simpatía o compadecerte de él. Luego está Emmanuelle Seigner, que viene a brindar un personaje pretendidamente vulnerable pero atroz tras el curso de la historia. Pues a través de las diferentes fases de su relación con Nigel: idealismo, inocencia y pasión, luego hay un descenso a los infiernos que vienen a alimentar a una pareja desigual pero plenamente complementaria. No hay un él sin un ella. Y sin ella, no hay un él.

Luego está Hugh Grant que aquí se limita a poner cara de gentlemant venido a menos, desencantado con la rutina y deseoso de enfrascarse en un nuevo vino que logre saciarle del conformismo y estabilidad que le aporta la encantadora y genial Kristin Scott Thomas.

Es una película, que por lo que sea, nunca ha logrado saltar a la liga de cine de culto o clásico. Pero es por ese aire malsano que envuelve la película hacia la mitad del metraje, así como el final totalmente inesperado, (o sí) según cómo se mire.

Lo que si es cierto, es que la película no defrauda y busca mostrar las consecuencias de transitar constantemente por el camino de la indefinición y la inseguridad, ya sea en la pasión más ardiente o el amor más anodino.
Buscapé
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