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Voto de Wanchope:
3
3,8
8.489
Aventuras. Fantástico. Comedia
Lemuel Gulliver (Jack Black), un aspirante a escritor que trabaja como repartidor en un importante periódico de Nueva York, sueña con escribir libros de viajes. Toma entonces la decisión de navegar hacia al Triángulo de las Bermudas, pero una terrible tormenta lo arrastra hasta una isla pérdida que está habitada por seres diminutos, los liliputienses. Después de un comienzo no muy amistoso, el gigante Gulliver se gana la confianza y se ... [+]
22 de diciembre de 2010
32 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cójase un material conocido por todos y de fuerte calado en la cultura popular, despójelo de cualquier elemento que pueda tener un mínimo de sustancia y quédese con la idea entre manos, límpiela con numerosos efectos especiales, añádase un actor cuyo nombre pueda quedar bien por encima del título, agítelo un poco, y sírvase con mucha publicidad acompañado de un poco de 3D. Listo. Ya tenemos película. Y es que salvando las distancias, hacer una película viene a ser como cocinar, especialmente en una industria que demanda receta para todo. Claro es que, tanto a la hora de cocinar como a la hora de hacer una película, el resultado puede ser de lo más dispar.
Pero lo que sí es cierto es que la intención es un factor determinante en cualquier guiso o producción que se precie, así como el talento del que se dispone o la voluntad por concretar un resultado que vaya más allá del puramente alimenticio y pueda incurrir en algo parecido al placer. Y si somos justos con esta nueva, moderna y muy libre versión de 'Los viajes de Gulliver', hay que reconocerle que la voluntad consigue que las intenciones se hagan realidad con tanta eficacia que logra dar forma con suma profesionalidad a un relato anodino, simple y estúpido. O según algunos cánones actuales, lo que viene a ser una cinta tan sumamente infantil que más bien parece un cuento de terror para adultos.
'Los viajes de Gulliver', la novela de Jonathan Swift, está considerada como un clásico de la literatura universal prácticamente desde su primera publicación, allá por 1726. 'Los viajes de Gulliver', versión 2010, se olvida con tanta rapidez que el AVE entre Madrid y Valencia parece el Canfranero, legendaria línea ferroviaria que recorre los 187,7 kilómetros existentes a través de sus raíles entre Zaragoza y el municipio del Valle del Aragón de Canfranc, un aporte a esta crítica totalmente intrascendente que no pinta absolutamente nada, pero que resultaría bastante más interesante de desarrollar que seguir opinando sobre la nueva película protagonizada por un Jack Black en piloto automático. Eso sí, a parte del título y de que el doble del citado Black sea bastante más alto que el resto de sus compañeros de reparto, todo un prodigio visual al que cabe reconocerle el mérito en virtud de unos más que notables efectos especiales, poco más tiene que ver esta cinta tanto con la historia original del capitán Lemuel Gulliver como con una producción digerible para cualquiera que haya superado la EGB.
Pero lo que sí es cierto es que la intención es un factor determinante en cualquier guiso o producción que se precie, así como el talento del que se dispone o la voluntad por concretar un resultado que vaya más allá del puramente alimenticio y pueda incurrir en algo parecido al placer. Y si somos justos con esta nueva, moderna y muy libre versión de 'Los viajes de Gulliver', hay que reconocerle que la voluntad consigue que las intenciones se hagan realidad con tanta eficacia que logra dar forma con suma profesionalidad a un relato anodino, simple y estúpido. O según algunos cánones actuales, lo que viene a ser una cinta tan sumamente infantil que más bien parece un cuento de terror para adultos.
'Los viajes de Gulliver', la novela de Jonathan Swift, está considerada como un clásico de la literatura universal prácticamente desde su primera publicación, allá por 1726. 'Los viajes de Gulliver', versión 2010, se olvida con tanta rapidez que el AVE entre Madrid y Valencia parece el Canfranero, legendaria línea ferroviaria que recorre los 187,7 kilómetros existentes a través de sus raíles entre Zaragoza y el municipio del Valle del Aragón de Canfranc, un aporte a esta crítica totalmente intrascendente que no pinta absolutamente nada, pero que resultaría bastante más interesante de desarrollar que seguir opinando sobre la nueva película protagonizada por un Jack Black en piloto automático. Eso sí, a parte del título y de que el doble del citado Black sea bastante más alto que el resto de sus compañeros de reparto, todo un prodigio visual al que cabe reconocerle el mérito en virtud de unos más que notables efectos especiales, poco más tiene que ver esta cinta tanto con la historia original del capitán Lemuel Gulliver como con una producción digerible para cualquiera que haya superado la EGB.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Rob Letterman, director de dos de las más olvidables (y olvidadas) producciones de DreamWorks Animation cuyos nombres ni recuerdo ni me apetece recordar, debuta en el mundo del largometraje en imagen real con más pena que gloria en esta producción al que la palabra simple se le queda más pequeña aún que los liliputienses a cualquier humano que se deje caer por su reino. Esta impersonal, tremendamente convencional y a la postre aburrida producción es una de esas que prácticamente ya se están haciendo larga a los quince minutos de metraje, cuando uno ya ha visto lo suficiente como para sospechar que los espectaculares títulos de crédito iniciales (donde vemos las letras sobre un Nueva York visto como si fuera una maqueta) van a ser lo mejor de la función, y eso a pesar de que lo que podríamos considerar su guión, una sucesión de tópicos mil vistos en otras tantas producciones por el estilo, sufre lo indecible para juntar con un mínimo de coherencia las suficientes palabras como para alcanzar los 80 minutos de duración (si es que los alcanza). Porque es una de esas cintas que se conforman con el minúsculo imprescindible, sin ganas, voluntad o predisposición por ofrecer algo nuevo, original o distinto que no sea algún que otro chiste ocasional más o menos inspirado... realizado por el propio espectador cariacontecido.
Esta 'Los viajes de Gulliver' viene a representar la peor cara de la industria cinematográfica: el de una idea sin elaborar fruto de la necesidad comercial de presentar un producto a tiempo para una fecha en concreto aunque sea a costa de la propia película en sí. Porque lo peor de todo no es que sea una cinta pobre, desaprovechada, predecible, aburrida o insulsa; lo peor es la sensación de que a pesar del nivel tan bajo del material proyectado en la pantalla el resultado ha cumplido con el objetivo inicial previsto de elaborar un 'fast food' cinematográfico que no representase quebradero de cabeza alguno ni para sus responsables ni para la audiencia. Y efectivamente, ni la cinta parece especialmente meditada ni provoca el más mínimo pensamiento. Hay quién dirá que, no obstante, no hay que ser especialmente crítico con una cinta de aspiraciones y resultados eminentemente infantiles. Según el caso podría valer... lo dicho, podría valer, pero no es el caso.
Esta 'Los viajes de Gulliver' viene a representar la peor cara de la industria cinematográfica: el de una idea sin elaborar fruto de la necesidad comercial de presentar un producto a tiempo para una fecha en concreto aunque sea a costa de la propia película en sí. Porque lo peor de todo no es que sea una cinta pobre, desaprovechada, predecible, aburrida o insulsa; lo peor es la sensación de que a pesar del nivel tan bajo del material proyectado en la pantalla el resultado ha cumplido con el objetivo inicial previsto de elaborar un 'fast food' cinematográfico que no representase quebradero de cabeza alguno ni para sus responsables ni para la audiencia. Y efectivamente, ni la cinta parece especialmente meditada ni provoca el más mínimo pensamiento. Hay quién dirá que, no obstante, no hay que ser especialmente crítico con una cinta de aspiraciones y resultados eminentemente infantiles. Según el caso podría valer... lo dicho, podría valer, pero no es el caso.