Obra impecable de la genial directora y guionista Isabel Coixet. El rodaje está hecho aparentando cámara en mano, como si de un documental en vivo o "reality show" se tratara. Todo con gran profusión de planos secuencia cerrados a lo Bergman, a veces en contrapicado, acentuando a los actores. La acción es tan cercana que parece vivirse en propia piel. Hiere certeramente en la diana de la sensibilidad de los espectadores susceptibles. No faltan algunas referencias cinéfilas. La banda sonora es espléndida. Isabel Coixet es de lo más solvente a nivel internacional de toda la historia del cine español y nunca defrauda. De no ser por la maestría de la autora, la película se quedaría en mero melodrama lacrimógeno. Obviamente, no entra dentro de lo que es cine comercial y de consumo. No gusta a quien sólo busca entretenimiento y pasar el rato. El discurso filosófico no interesa a buena parte de los espectadores. Los que odian a Bergman o, simplemente, no lo quieren conocer, mejor vean otra cosa.