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España España · Barcelona
Voto de El Criticón:
9
Drama Un día en la vida de Monsieur Oscar: un hombre que se traslada, en una lujosa limusina blanca conducida por Céline, de trabajo en trabajo. Para cada uno de ellos adopta una nueva personalidad: mendigo, monstruo, asesino, padre de familia... (FILMAFFINITY)
17 de noviembre de 2012
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan inclasificable como fascinante, “Holy Motors” es puro cine disfrazado de experimento. O quizás experimento disfrazado de puro cine. El error con “Holy Motors” sería enfrentarnos a esta película desde la lógica, intentando encontrar un hilo narrativo que (aunque quizás lo tenga y solo al final se desvela parte) es difícil que lo encontremos. Es mucho mejor dejarse llevar por lo fascinante de la propuesta y, dicho de manera simple, si pilllamos algo vale y si no, también. Resulta infinitamente más divertido dejarse llevar por los diferentes personajes en los que se convierte el Sr. Oscar y disfrutar sin más de sus inclasificables “aventuras”. Porque quizás lo que nos esté enseñando Leo Carax es que debemos volver a aprender a ver el cine de manera diferente a como nos lo han presentado. Y “Holy Motors” (desde mi humilde punto de vista) es cine en estado puro, tan puro que duele a los ojos porque no estamos acostumbrados, como la droga pura o el amor puro. Y también, detrás de esta lección de cine hay un intento de afear y ridiculizar al cine (o al lenguaje cinematográfico) en sí mismo. Es una paradoja de proporciones descomunales a la que se llega a través de un ejercicio de metalenguaje tan inusual que no lo comprendemos ni a la primera ni a la segunda. O eso o Leo Carax no tenía ni idea de lo que quería contar, que también puede ser, y somos los espectadores quienes le otorgamos un valor que realmente no tiene. O quizás Leo Carax dijo “voy a rodar la tontería mas grande que se me ocurra, lo haré de manera perfecta, os fascinaré y luego me reiré en vuestra cara”. ¿Qué importa de dónde viene y a donde va? Sigo creyendo que “Holy Motors” es una obra maestra del metalenguaje, tan fascinante que el cómo, el qué, el por qué… todo eso da exactamente igual. Leo Carax lo ha hecho y si conseguimos conectar con la propuesta entonces la comunión entre autor y lector se convierte en un momento irrepetible. ¿A quién recomendar esta película? Pues a casi nadie. O a nadie. Puede que tan solo sea recomendable para aquellos que quieran adentrarse en el fascinante mundo de Leo Carax sin miedo a que se les quede cara de idiotas por lo absurdo de la propuesta.

Pese a todo ello, pese a sus innumerables defectos y a la sucesión de estupideces y sinsentidos que se suceden uno tras otro, “Holy Motors” es lo más fascinante que puede uno encontrar en el cine hoy en día. Y quizás sea también la mejor película que uno pueda ver actualmente. O la peor. ¿Pero qué importa eso si lo hemos pasado en grande?
El Criticón
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