De acuerdo, este reboot de Hellboy ha perdido todas las virtudes que hicieron de "Hellboy" y "Hellboy, contra el ejército dorado" dos magníficas adaptaciones de la mano de Guillermo del Toro. Pero resulta que no, este Hellboy es otra liga (segunda división para ser más exactos), es un producto abiertamente más comercial, más crudo y pintado con trazo grueso.

Habiendo leído las críticas profesionales, reconozco que acudí a este Hellboy con más prejuicios que otra cosa y quizás por ello, también reconozco que es una película menor, quizás sea una película fallida, pero es una película entretenida. Se le notan mil remontajes y problemas de guion, lo cual es una pena porque quien conozca mínimamente a su director Neil Marshall, recordará esa magnífica película del 2002 llamada "Dog Soldiers" que nos hacía pensar que este Hellboy sería tan salvaje como divertido. Y quizás lo sea, pero también es una película sin personalidad, tan disfrutable como olvidable y aunque nada hacia presagiar que ningún actor podría sustituir a Ron Perlman, al César lo que es del César: David Harbour, dentro de ese trazo grueso del que hablamos, funciona mejor que bien en este Hellboy de Mercadona.

Mientras que las películas de Guillermo del Toro era cine clásico destinado a casi todos los públicos, este nuevo Hellboy está hábilmente manufacturado para los nuevos espectadores que esperan algo más en términos de crudeza.

El Hellboy del 2019 ni es tan malo como parece ni tan bueno como debería, pero es una película de lo más entretenida, eso si. Al fin y al cabo ¿no es eso lo que le pedimos al cine?