La fascinación por las personas famosas ha llegado a un extremo sumamente irritante, e incluso hasta tenebroso, se “recrean” tejidos de personajes célebres, se vende cualquier artículo que tenga alguna relación con alguno de ellos y existen clínicas donde reproducen sus enfermedades para pasárselas a la gente común.

En una de esas clínicas trabaja Syd March (Caleb Landry Jones), un joven que se encarga de vender y suministrarle (vía inyección) los virus con las enfermedades a los distintos clientes, sin embargo, él también ha adquirido cierta adicción a este tipo de prácticas.

Por esto mismo, adquiere la enfermedad de una famosa que finalmente murió por esa causa, por lo que el protagonista comienza a verse gravemente enfermo, en ese punto arranca una insidiosa carrera por intentar curarse, donde se da cuenta de varias situaciones que se están dando entorno a ese mercado.

Antiviral es un film bastante sugestivo, excéntrico conforme va avanzando el metraje (tiene de donde aprender el director -debutante por cierto-), es interesante y está muy bien construido, todo lo que tiene que ver con la contextualización de esa sociedad enfermiza, literalmente, aunque he de decir que el final me ha quedado debiendo.

Si rescato la labor de Jones, una interpretación muy digna realmente, también me pareció acertada la música a cargo de E.C. Woodley, que es utilizada en ciertos momentos y no es protagonista máxima, es un buen acompañamiento, punto a favor también la fotografía de Karim Hussain.

Incluso la dirección de Brandon Cronenberg es muy buena, sin embargo, el guión -igual a cargo de él- queda debiendo un poco en especial en el desarrollo de la trama, faltó pulirlo un poco más, en especial sobre el desenlace, finalmente parecen haber ciertos vacíos. Pero en términos generales, sin duda estamos ante un muy buen debut.