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Voto de Peter Gabriel 77:
9
Drama Lee Chandler (Casey Affleck) es un solitario encargado de mantenimiento de edificios de Boston que se ve obligado a regresar a su pequeño pueblo natal tras enterarse de que su hermano Joe ha fallecido. Allí se encuentra con su sobrino de 16 años, del que tendrá que hacerse cargo. De pronto, Lee se verá obligado a enfrentarse a un pasado trágico que le llevó a separarse de su esposa Randi (Michelle Williams) y de la comunidad en la que nació y creció. (FILMAFFINITY) [+]
22 de marzo de 2017
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era mi película más esperada del año y, pese a que conozco sobradamente las malas jugarretas que pueden jugar las expectativas, no podía evitar tenerlas por las nubes. Uno tras otro fallaron sucesivamente todos mis intentos por ir a verla con mi mujer al cine. El pálpito (las expectativas por las nubes) me decía que la experiencia nos reportaría un recuerdo que llevarnos a la tumba (la primera película que vimos juntos tras el nacimiento de Eloy). Finalmente encajé como un hombre la derrota y me dispuse a verla la noche de un sábado a la una de la madrugada. Dos horas y media más tarde, ya en la cama, me resultaba imposible dormir, y la culpa no era de Eloy; simplemente me había adherido a una emoción, que por lo visto no hacía malas migas con el insomnio, de la que no quería desembarazarme: mi vieja amiga, la melancolía.

La melancolía es una emoción especial, a caballo entre la tristeza, la ternura hacia uno mismo y hacia la vida, sin rastro alguno de ansiedad: una balsa de aceite emocional. Manchester by the sea es la película más melancólica de lo que llevamos de siglo, y yo, aquella noche, volví a encontrarme igual de bien que siempre en la piel de aquel chico melancolíco que caminaba por la calle con la cabeza en las nubes y sin despegar los ojos del cemento.
Dos semanas más tarde todavía no había logrado dejar atrás la película y hube de verla de nuevo para lograrlo, como si un nuevo visionado viniera a cerrar un círculo y formara parte de la catarsis. No hacía eso con una película desde El luchador. Obviamente, nadie a mi alrededor me tiene por la alegría de la huerta.

Yo entiendo a los que dicen que Affleck no es en realidad un buen actor, que solo sabe interpretarse a sí mismo. Y los entiendo porque sospecho que bien podría ser cierto, pero del mismo modo opino que cuando Affleck interpreta a personajes que coinciden con sus parámetros personales, es decir, cuando encuentra personajes con los que interpretar a Casey Affleck del modo más fidedigno, hay pocos rivales hoy sobre la tierra que puedan hacerle frente. En este sentido, el Lee Chandler de Manchester by the sea es un auténtico filón, como lo fue el Jim de Lonesome Jim, película a reivindicar, o el Robert Ford de El asesinato de Jesse James... La apatía vital, el estoicismo, la castración emocional y esa agresividad inminente que son marca de fábrica de Casey Affleck lucen aquí en su máximo esplendor, y lo que queda, a mi juicio, es uno de los pocos personajes inolvidables que nos lega el tan olvidable cine de los últimos años, así como la mejor película del año que vivimos peligrosamente, una oda serena y melancólica al abandono, a la frustración, al estoicismo, a unas emociones que el cine ya pocas veces trata y que entroncan, esta es mi percepción, con los viejos westerns crepusculares y no tan crepusculares, con los desencantados protagonistas del añorado Kaurismaki y, por el tratamiento veraz del absurdo del drama humano, por la ausencia de barniz de ninguna clase, con el cine de Cassavetes, siempre Cassavetes.

Una de las dos o tres mejores películas de la década y, ahora sí, lo mejor que ha filmado el ser humano desde Winter Sleep.
Peter Gabriel 77
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