La saga Harry Potter ha estado a lo largo de 10 años, cautivando niños y adolescente. Que después de haber leído los libros, se adentran al séptimo arte. Donde claro, no se puede contar las cientos de páginas en tan solo 2 horas. Pero si, captar la esencia del libro, y llevarnos por cada pasaje que la escritora quiso contar.

Las primeras películas, dirigidas por Collumbus, comenzaron a mostrar todo el mundo de la magia, con un toque infantil que en ese momento exigía. Todos eran niños y fueron tratados como tal. Pero mientras van creciendo, la historia debió crecer con ellos. Eso fue logrado en la tercera y cuarta entrega. Todo fue tomado con más seriedad. Hasta que David Yates tomó la batuta del proyecto...

Desde las seis hasta el final, todo retrocedió y se transformó en una comedia donde solo importaba los amoríos de los protagonistas. Menos la lucha entre bien y el mal. Cosa que la cuarta parte dejó bien claro.

Esta última entrega debió contener una carga emotiva, porque era el final de todo. Batallas memorables, la verdad de Snape, y sobretodo el duelo donde se decide el destino de Hogwarts. Pero desafortunadamente, el director se tomó todo a la ligera. Hubo mucha prisa entre cada acontecimiento, que no da tiempo de disfrutar a detalle de cada escena.

Grandes logros

- Una gran dirección artística
- La maravillosa actuación de Alan Rickman
- Banda sonora de Alexandre Desplat

Los oscars que tanto anhelan, seguramente no lo obtendrán. Lamentablemente, pero así será. Gracias David Yates por tan mala adaptación. Inventaste toda la película

Momentos fallidos en el spoiler