Es una lástima. Una película estupenda que no llega a ser el bombazo que debería ser. Unos grandes ingredientes que no acaban de saber como los ángeles. Un Alfredo Landa en estado de gracia y muy convincente en su papel. Un personaje que podía haber sido icónico.
La película tiene dos piedras angulares sólidas:
Un magnífico guión (Escrito por José Luis Garci y Horacio Varcárcel) y una interpretación exquisita
Sin embargo, cae en saco roto cuando José Luis Garci pierde el sentido del ritmo y no le da el dinamismo que debería tener. Se regodea en bellas imágenes de Madrid que lo único que logran es retrasar la acción y su falta de agilidad con la cámara descalifica un buen trabajo de montaje. Enrique Urbizu, Daniel Monzón, Daniel Calparsoro o Alberto Rodríguez Librero hubiesen sido unos directores muy apropiados para ese guión y le hubiesen dado una dirección a la altura. Pero, cuando se estrenó esta película eran veinteañeros o adolescentes.
Aún así es una de las mejores películas del cine español.