Haz click aquí para copiar la URL
España España · santa cruz de tenerife
Voto de argonauta:
5
Comedia. Romance. Fantástico Un escritor norteamericano algo bohemio (Owen Wilson) llega con su prometida Inez (Rachel McAdams) y los padres de ésta a París. Mientras vaga por las calles soñando con los felices años 20, cae bajo una especie de hechizo que hace que, a medianoche, en algún lugar del barrio Latino, se vea transportado a otro universo donde va a conocer a personajes que jamás imaginaría iba a conocer... (FILMAFFINITY)
23 de enero de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podemos dejar de pensar que Woody Allen se ha quedado atrapado en el tiempo, en una especie de bucle infinito, rindiendo su admiración a una ciudad llena de los fantasmas que han inspirado sus inclinaciones artísticas. Midnight in Paris parece un calco, aunque menor, de aquella inspiradísima Manhhatan de hace más de 30 años. Tomando las viejas y románticas calles parisinas como frescos, coloca a un alter ego en busca de sí mismo, dotándolo de todos los viejos clichés y neurosis del artista neoyorkino. Por eso, a pesar de la caballera rubia y la ausencia de gafas de pasta, seguimos viendo al “viejo woody” con su verborrea habitual, eternamente insatisfecho, en búsqueda de sus ideales de creación, y persiguiendo su canon de belleza femenina. Como gran maestro de diálogos que es, consigue integrarnos en su “juego” de alternar presente y pasado, haciendo desfilar con naturalidad a personajes como Scott Fitgerald, Hemingway, Dalí, Buñuel, y hasta el mismísimo Tolousse Lautrec, sin que estos aporten demasiado al desarrollo de la historia. Son como báculos en los que se va apoyando el “despertar” del personaje principal, de su propia e insatisfecha “realidad”; adornos que quedan como desdibujados, como fantasmas de la propia imaginación del protagonista. Poco a poco, se nos va pegando la propia e íntima convicción de “tristeza” que anida en el alma de Gil. Aún cuando todavía sea capaz de despertar nuestra sonrisa, la figura de Owen Wilson lleva pegada la sombra del Peter Pan neoyorkino a sus pantalones acampanados, dejándonos un sabor extraño en la boca, y preguntándonos si este autohomenaje no será el anticipo de un epitafio de un artista agotado intelectualmente.
argonauta
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow