Ante todo debo decir que me debía esta crítica, como me debo aún muchas otras, porque se lo merecen. Y eso, no puede quedar pendiente.
Si empiezo diciendo que soy gran seguidor del buen western terminaré alabando esta cinta, porque, respetando todo punto de vista, hay que saber rodar esta película. Hay que saber mantener el pulso, hay que saber rodar en exteriores, hay que saber mantener la atención del espectador, y hay que saber filmar un buen duelo. Y Kevin Costner, sabe.
Desde el principio comprobamos la acertada visión que plasma Costner en su obra, y que dejó patente en su aclamada Bailando con Lobos. El hecho de contar con Duvall ya engrandece bastante el conjunto y aunque la historia sea simple es también efectista con lo que ya sobra.
Muchos la tacharán de pesada y lenta, punto flaco a atacar si existiera tal punto, que yo no acierto a descubrir, porque si un western está bien moldeado, hay que dejarlo secar. Y este lo está.
La emoción viene al final como en las cosas buenas, impresionante duelo que te mantiene pegado al sillón, tiroteos como he visto pocos (atención al sonido) y en definitiva una vuelta al género tan necesaria, tan auténtica, con tan buen sabor de boca al final, que si son así todos los westerns que nos quedan por ver, bienvenidos y esperados con impaciencia por este humilde servidor serán.
Y Costner es conocedor y amante del género, sabe engrasar la máquina y encajar las piezas para que todo funcione como un reloj suizo, y tenga el suficiente calado como para ser notable. Y donde otros fallarán, él sale victorioso.
Aunque la irregularidad de Costner haya quedado patente en otras obras, aquí reluce y brilla.
Gran acierto Kevin, me quito el sombrero.

"Usted mató a nuestro amigo?"
"Si, yo lo hice, y disfruté haciéndolo..."
"Bang!!!"