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Voto de Juan Ignacio :
7
Bélico. Drama La guerra no acaba cuando se firma la paz. Cuando Alemania se rindió en 1945, en la costa occidental danesa comenzó otra dura batalla: la de los jóvenes soldados alemanes que fueron obligados a retirar miles de minas plantadas en la arena por el ejército nazi. Zandvliet muestra el maltrato infligido a esos prisioneros, un oscuro episodio de posguerra poco conocido. (FILMAFFINITY)
15 de noviembre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La acción transcurre en la costa oeste de Dinamarca (península de Jutlandia), el rodaje se realizó en lugares donde realmente ocurrieron los sucesos. Nada más finalizar la Segunda Guerra Mundial, y tras ser entregados por las tropas británicas al ejército danés, 2.000 jóvenes soldados alemanes, algunos con 14 años de edad, fueron obligados a retirar los 2,000.000 de minas con que el ejército alemán había tapizado la citada costa. El sargento Carl Leopold Rasmussen se ocupa de los 14 adolescentes que le han sido entregados para tal fin, a quienes primero adiestra en el trabajo de desactivación para a continuación llevarles a realizar su cometido en unas condiciones muy duras.

Martin Zandvliet, director y guionista de esta película, producida entre Dinamarca y Alemania, lleva a escena un hecho acontecido en su país que, aunque conocido, por razones obvias, ha sido muy poco difundido. Para ello aborda guion y dirección de una manera que trata de ser equidistante del dilema moral que se produce, limitándose a mostrar lo ocurrido y sus consecuencias, desde dos puntos de vista, el del suboficial Rasmussen y el del capitán Ebbe, ambos combatientes en la defensa de su país contra la invasión germana. Los dos militares odian a los soldados alemanes, como no podía ser de otro modo; pero mientras el capitán lo ve desde la distancia de su despacho, el sargento tiene que convivir con unos críos que en su mayoría fueron reclutados forzosamente al final de la guerra por su país como auténtica carne de cañón, que carecen de la mínima formación militar y se ven, como zapadores, ante la inminente muerte, o a sufrir graves mutilaciones en el menor de los casos, al manipular constantemente minas antipersonales de diferentes tipos.

Con todo lo anterior, la atención del espectador, se ve guiada casi únicamente (durante la mayor parte del metraje) hacia la angustia de asistir a en qué momento va a salir cada uno de los chicos volando, no hay nada distinto que distraiga la acción, las historias personales de los muchachos son tratadas como meras anécdotas; tan solo la cambiante conciencia del sargento, que ante todo resulta ser un hombre de honor, desde que empieza a trabajar con ellos hasta que el trabajo llega a su fin, y el enfrentamiento final entre éste y el capitán sobre el destino de los supervivientes cambia la razón del filme y hace pensar al público en una disyuntiva difícil por la que elegir en aquel momento y lugar.
Juan Ignacio
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