Y no nos damos cuenta, y allá va, ella solita, encarrilando su rumbo. Ella no espera, se agarra de su amigo Tiempo del brazo y juntos caminan con paso ligero. Nunca se cansan y siempre avanzan hacia adelante. Nosotros, pobres mortales, nos unimos a ellos pensando que somos uno más del grupo, que podremos aguantar su ritmo hasta el final. Pero aunque vayamos juntos no somos iguales.

Al principio nos da curiosidad, avanzamos con ingenuidad, maravillándonos de todo cuanto nos rodea y lo que encontramos en el camino pero luego nos acostumbramos. Nos limitamos a observar y dejar que pase todo. Buscamos proyectos pero la mitad no se llegan a cumplir, y eso si tenemos suerte.

Up es una película conmovedora hasta la médula que nos invita a recapacitar sobre lo que nos planteamos y conseguimos en la vida, a la vez que nos invita a reconocer como imprescindibles las pequeñas cosas. Cosas que son enormes pero que, a lo mejor por la cotidianidad, no las vemos como las cosas extraordinarias que son.