Buena película de un Cronenberg que vuelve a experimentar en un género más convencional de lo que nos tiene acostumbrado. Aún así la película reúne todos los elementos del cine de su autor. Cadencioso y lento en algunos momentos y con una violencia seca, directa al cerebro, aunque sin vísceras.
El argumento es bastante plano pero está resuelto con maestría y los actores muy adecuados a sus personajes. Viggo Mortensen y Ed Harris soberbios, al igual que un autoparódico William Hurt.
Es una película que hace reflexionar, algo muy de agradecer en el cine actual.