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Voto de seagal4ever:
6
6,8
20.469
Comedia. Drama. Fantástico. Romance
Stephane (García Bernal), un joven diseñador mexicano tímido e introvertido, es hasta tal punto cautivo de sus propios sueños que a duras penas controla su imaginación, que amenaza con imponerse al mundo real. Su madre, que es francesa, le ofrece un trabajo y lo convence para que vuelva a París. Su decepción es grande cuando comprueba que se trata de un trabajo rutinario en una pequeña oficina que comparte con tres singulares ... [+]
9 de noviembre de 2009
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva obra del realizador francés Michel Gondry, esta vez con presupuesto patrio y guión propio. En ella, Gondry nos cuenta una típica historia de amor entre dos jóvenes no demasiado espabilados: Gael García Bernal interpreta a Stéphane, un joven que vuelve a Francia tras la muerte de su padre para ganarse la vida en un empleo que su madre le ha conseguido. Una vez instalado en su piso conoce a Stéphanie (Charlotte Gainsbourg), la vecina, de la que lentamente se irá enamorando.
Nos encontramos, pues, ante el típico subproducto de comedia romántica. Sin embargo, el filme posee algunos elementos que lo elevan de entre la mayoría de este tipo de producciones.
Nos encontramos, pues, ante el típico subproducto de comedia romántica. Sin embargo, el filme posee algunos elementos que lo elevan de entre la mayoría de este tipo de producciones.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Por un lado tenemos el gran poderío visual del que Gondry hace gala, logrando sus cotas de mayor genialidad en la recreación de los sueños. Me atrevería a decir que son el resultado de un momento de especial inspiración por parte del autor, ya que consiguen reflejar de manera bastante cercana las sensaciones que muchos de nosotros experimentamos en los sueños, esa mezcla de aparentes sinsentidos que se dan cita todas las noches cuando cerramos los ojos.
Al margen del aspecto visual, el abanico de secundarios, como suele suceder en este tipo de películas, es de lo más variopinto. En esta ocasión se llevan la palma los compañeros de trabajo de Stéphane, con algún que otro momento realmente desternillante que consigue romper un poco con la dinámica a la baja del relato.
Y aquí es cuando llegamos al principal problema: la historia. Gondry se ha decantado claramente por una obra predominantemente visual y el principal damnificado ha terminado siendo el guión, que no es que sea malo "per se", pero no posee el suficiente ritmo y entereza como para mantener el interés a lo largo de todo el metraje. El edificio a punto está de derrumbarse en más de una ocasión, pero consigue evitar el hundimiento definitivo por varias razones: la empatía que sentimos hacia el personaje de Stéphane, el imaginario visual de Gondry y la escasa duración del filme.
Con todo, la historia de amor se va desarrollando de manera un tanto errática, fundamentalmente por el hecho de la intromisión de los sueños en la vida real de Stéphane, y que muchas veces llegan a confundir al espectador sobre si lo que está pasando forma parte del sueño o no. Supongo que esa sería la intención del realizador, jugar un poco con el surrealismo de la vida, pero resulta perjudicial a la hora de seguir con soltura el desarrollo de la trama.
Nos encontramos a fin de cuentas con un experimento que yo no me atrevería a calificar como fallido, pero que no termina de ser redondo. Pese a todo, la labor de dirección consigue propiciar algunos momentos de cierto brillo que logran elevar el escaso interés que hay en la trama, pues al fin y al cabo, se trata de la típica historia de amor no correspondido que ya hemos visto docenas de veces antes. Como muchos apuntan, la ausencia del guionista Charlie Kaufman se ha notado más de lo deseado.
Al margen del aspecto visual, el abanico de secundarios, como suele suceder en este tipo de películas, es de lo más variopinto. En esta ocasión se llevan la palma los compañeros de trabajo de Stéphane, con algún que otro momento realmente desternillante que consigue romper un poco con la dinámica a la baja del relato.
Y aquí es cuando llegamos al principal problema: la historia. Gondry se ha decantado claramente por una obra predominantemente visual y el principal damnificado ha terminado siendo el guión, que no es que sea malo "per se", pero no posee el suficiente ritmo y entereza como para mantener el interés a lo largo de todo el metraje. El edificio a punto está de derrumbarse en más de una ocasión, pero consigue evitar el hundimiento definitivo por varias razones: la empatía que sentimos hacia el personaje de Stéphane, el imaginario visual de Gondry y la escasa duración del filme.
Con todo, la historia de amor se va desarrollando de manera un tanto errática, fundamentalmente por el hecho de la intromisión de los sueños en la vida real de Stéphane, y que muchas veces llegan a confundir al espectador sobre si lo que está pasando forma parte del sueño o no. Supongo que esa sería la intención del realizador, jugar un poco con el surrealismo de la vida, pero resulta perjudicial a la hora de seguir con soltura el desarrollo de la trama.
Nos encontramos a fin de cuentas con un experimento que yo no me atrevería a calificar como fallido, pero que no termina de ser redondo. Pese a todo, la labor de dirección consigue propiciar algunos momentos de cierto brillo que logran elevar el escaso interés que hay en la trama, pues al fin y al cabo, se trata de la típica historia de amor no correspondido que ya hemos visto docenas de veces antes. Como muchos apuntan, la ausencia del guionista Charlie Kaufman se ha notado más de lo deseado.