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Voto de jesus_nuclear:
6
Ciencia ficción. Acción. Drama Neo vive una vida normal y corriente en San Francisco mientras su terapeuta le prescribe pastillas azules. Hasta que Morfeo le ofrece la pastilla roja y vuelve a abrir su mente al mundo de Matrix. (FILMAFFINITY)
15 de setiembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empecemos por lo obvio: Matrix Resurrections es una película innecesaria, y eso es una de las peores cosas que se pueden decir de una obra de arte. Más aún, como su nuevo Morfeo, es un quiero y no puedo. Como Neo, es vieja y ya no es lo que era. Como al nuevo Agente Smith, le falta carisma.

Y sin una sola traza de ironía, pienso que deberíamos darle las gracias a Lana Wachowski por Matrix Resurrections. Porque es la mejor continuación posible de una historia imposible de continuar.
Porque, como bien dice Smith en su primera aparición, esta cuarta parte habría sido filmada sí o sí, con las Wachowski o sin ellas. O peor aún, habrían rodado un reboot con, qué sé yo, Tom Holland interpretando a Neo.

Ese primer diálogo entre Smith y Neo, cuando aún son jefe y empleado de una empresa de videojuegos, es un delicioso dedo corazón arriba en la cara de Warner y de una industria que parece haber adoptado métodos de producción propios de una churrería. Y toda la secuencia narrativa siguiente sobre tormentas de ideas para el nuevo videojuego demuestra que los guionistas entienden perfectamente lo que está pasando aquí y quieren que nosotros lo entendamos también. Se preguntan qué se puede hacer con una historia cuando ya está contado todo. Porque lo que se espera de ellos es que revivan un cadáver, literal y metafórico.

Y como Neo, Wachowski se resiste a hacerlo hasta que no le queda otra opción. Porque si Matrix nos daba la ilusión de una eleccion binaria (pastilla roja-pastilla azul), Matrix Resurrections deja claro de manera muy poco sutil que, en realidad, nunca hubo verdadera libertad de elección. Porque una de las opciones es tan mala que ni siquiera cuenta como opción. Wachowski tuvo que rodar esta cuarta parte porque la otra opción era sencillamente dejar que un comité de ejecutivos mancillara su obra. Neo se vuelve a tomar la pastilla roja porque la alternativa es pasarse la vida tomándose pastillas azules y sintiéndose desgraciado y fuera de lugar.

El universo de Matrix trata sobre capas de realidades que se superponen. Hasta ahora conocíamos dos (el mundo real y Matrix). Ahora esta película añade una tercera de la única manera lógica posible: metaficción. Como a Alicia, a los despiertos por primera vez les hace falta un espejo para pasar de una capa a otra. Como en Black Mirror, nuestra pantalla es el espejo. La primera media hora de metraje nos lo muestra. Vemos un reflejo de cómo nosotros, los espectadores, reaccionamos en su momento ante la trilogía original. Puede que no nos guste lo que veamos. El mundo de Matrix Resurrections ha jugado a los videojuegos creados por Thomas Anderson. Juegos fotorrealistas que cuestionan las barreras entre ficción y realidad. Pero nadie parece plantearse a su vez si están viviendo también en una simulación fotorrealista. Nadie ve la verdad aunque la tengan delante de sus narices. Un rebaño feliz siendo controlado.

Desgraciadamente, pero no sorpresivamente, este tono reflexivo es abandonado. También ocurría en la primera película. Pero esta jugaba con ventaja. Nos tenía atrapados descubriendo cuán profunda era la madriguera del conejo e incluso cuando la hora de las preguntas terminó y empezó la ensalada de tiros, aún nos podíamos agarrar a una estética visual intachable, a unos efectos especiales innovadores, a una música memorable, a unas coreografías de combate imaginativas. Nada de eso tiene Matrix Resurrections. Bueno sí, tiene al maravilloso Neil Patrick Harris como el Analista, muchísimo mejor que el Arquitecto de la segunda parte, pero no es suficiente.
Además, que la película sea autoconsciente y se dé cuenta de su propia innecesariedad no la redime. Es como ese cuñado borracho que dice "Es que yo canto muy mal" justo antes de torturarnos durante 5 minutos en un karaoke. La excusa para tener a Neo y Trinity de vuelta no es que suene a explicación de serial radiofónico, es que lo es. Las máquinas los reviven porque sí. Porque pueden. Un Deus ex Machina, o debería decir un Machina ex Machina, primero en off y luego en flashback. Un desastre ¿Pero se les ocurre otra idea mejor? A mí no.

Por otro lado, la vuelta de la pareja protagonista sirve para que Matrix Resurrections se convierta en una especie de Los Puentes de Madison ciberpunk. De hecho, creo que es una pena que no se le haya dedicado más metraje a esta historia de amor de mediana edad, algo poco habitual en un blockbuster y que habría hecho ganar un par de puntos a la película. También es un buen resumen: una película que tenía buenas ideas pero eran muy arriesgadas y al final tiró por el camino fácil.
jesus_nuclear
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