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Voto de Lafuente Estefanía:
9
Western. Aventuras Después del asesinato de su padre, Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una chica de catorce años firmemente decidida a hacer justicia, contrata los servicios del veterano agente del Gobierno Rooster Cogburn (Jeff Bridges), borracho y excelente pistolero. Así ambos se ponen en camino y entran en territorio indio para dar caza a Tom Chaney (Josh Brolin) en compañía de LaBoeuf (Matt Damon), un ránger de Texas que busca al fugitivo por el ... [+]
6 de marzo de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partiendo de la base que lo que no es tradición es plagio, abordamos la reseña de este "Valor de ley" dejando claro que se trata de una obra completamente distinta a la de Hathaway y Wayne, con la que comparte, si, el origen literario, pero nada más. El tratamiento de la trama argumental nada tiene que ver en una y otra película, por lo que deberán analizarse como cintas completamente independientes. Lo que son.
El comienzo de la obra de los Coen es electrizante. Los patéticos testimonios de tres hombres instantes de ser ahorcados. Bueno de dos, porque el tercero es indio y le tapan la cabeza dejándolo con la palabra en la boca. El uno lamenta la situación a que lo ha llevado la bebida y el otro que no mató al hombre que quería. ¡Zas! se abre la trampilla y ya están los tres colgando. Perfecta la ejecución y ovación final de la concurrencia.
Sigue la presentación de Mattie Ross (Steinfeld), una niña de 14 años que ha llegado de lejos para recoger el cadáver de su padre asesinado por Tom Chaney (Brolin), uno de sus empleados. Una niña con largas trenzas negras empeñada en conseguir que el culpable pague por su acción, "En este mundo se paga todo antes o después". Una niña que con las armas de su despierta inteligencia y su tesón negocia a cara de perro con el funerario y con el dueño de las cuadras en defensa de sus precarios intereses. Una niña que ante el desinterés de las autoridades debe buscar y pagar personalmente quien se encargue de apresar a Chaney. Una niña con largas trenzas negras decidida a defender su inversión económica acompañando personalmente al alguacil Rooster Cogburn (Bridges) en la persecución por tierras de indios.
La presentación de este marshall tiene lugar en un juicio. ¡Qué maestría la de los anglosajones para sacar tanto partido cinematográfico a los juicios! Dentro de la riqueza general de los diálogos de la cinta, el duelo en el foro de preguntas y respuestas punzantes entre Rooster y el abogado que lo acosa es antológico.
Este es el planteamiento general de la trama, el resto son las aventuras de la persecución a la que se incorpora el ranger de Texas LaBoeuf (Damon) que queda ya en un segundo plano. Pero sin desaprovechar la oportunidad de cruzar algunas buenas frases: "Pensaba al principio darle a usted un beso, pero ahora creo que lo que merece son cinco correazos. -Ambas cosas son igual de desagradables".
Porque el centro de la escena lo ocupan en todo momento Mattie y Rooster. Sobre todo este último, a quien vemos al principio en el juicio como un atildado representante de la ley, pero que enseguida muestra el revés de la trama, su verdadera personalidad, el borracho solitario que vive realquilado en la cochambrosa trastienda de un chino. Un hombre que busca en la bebida el consuelo de sus fracasos como marido y como padre, mucho más que el remordimiento por las muertes que causa.
Y esto lo advierte la perspicacia de Mattie que se acaba convirtiendo en la hija olvidada del alguacil, como este acaba siendo el padre que ella acaba de perder. Y todo esto sucede poco a poco, muy poco a poco. Y esto es una de los grandes méritos de la obra, conducir al espectador a través de esta evolución de las personalidades hasta un gran final que va seguido también de un gran epílogo. Las cartas y los testimonios finales de Rooster y de Mattie son de una extraordinaria ternura, de una extraordinaria delicadeza.
Técnicamente la cinta resulta impecable, guion, diálogos, dirección, paisajes, ambientación, música, color ... Todo brilla a gran altura, aunque destaca especialmente la fotografía y la interpretación de todos, sobresaliendo Bridges y Steinfeld.
Por poner algún defecto, tal vez sobre la escena un tanto gore de la cueva donde cae Mattie con las culebras y los cadáveres en descomposición. No pinta gran cosa.
Alguna alusión a la malaria que solía ser recurrente en aquellos territorios pantanosos, o la curiosa presencia de un estrafalario "dentista, veterinario y médico para las personas que se estén quietas", Forster creemos recordar que se llamaba, que había comprado el cadáver de un ahorcado para extraerle los dientes y construir con ellos dentaduras que luego ofrecía a la venta.
En fin, una gran película que no precisa lo que la buena Mattie ofrecía a uno de los varios asesinos con que se tropieza: "¿Necesita usted un buen abogado? -Necesito un buen juez".
Lafuente Estefanía
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