Con lo difícil que es escribir la Historia, parece demasiado presuntuoso atreverse a ofrecer en el cine cualquier "verdadera historia".
En la cinta que nos ocupa desde luego que no se consigue con la celebre Juana Calamidad (Carlo), como la llamaban los tebeos de nuestra infancia. De hecho ella no es más que uno de los vértices del triángulo amoroso que comparte con Kathy Egan (Hart) y que tiene a Sam Bass (Duff) como verdadero centro de atención.
Western de caballos, carreras, intrépidos jinetes, apuestas, trampas, persecuciones, asaltos, robos, tiroteos y estafas. Obra muy dinámica de acción abundante y continua, con preciosos paisajes, muchísimos extras, grandes rebaños y notables especialistas.
También con un guion poco convincente y una dirección rutinaria. Personajes históricos (Bass y Calamidad) de escasa hondura, destacando la interpretación de Carlo y de Hart, que eclipsan a Duff sobre el que se centra la trama.
Interesante el arrepentimiento del viejo veterinario Purdy (Baldwin) por envenenar a uno de los caballos favoritos de la carrera, cuando toda su vida profesional la había dedicado a sanarlos. Bass, por otra parte, se muestra como un experto en caballos que detecta a simple vista los desarreglos tendinosos en los que están mal herrados.
Con el tiempo la figura de Sam Bass será mitificada y hará surgir la balada de su nombre que cantaban los vaqueros en sus travesías. En Round Rock, donde halló finalmente la muerte, se celebra en su honor el Día de la Frontera y en Rosston (Texas), donde tenía establecido su centro de operaciones, asimismo se dedica un día a su memoria.
Película interesante que recomendamos sobre todo a los amantes del mundo equino. Más que a los puristas de la historia del Oeste.
Pasen y disfruten.