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Voto de Lafuente Estefanía:
7
Western Lee (Robert Walker) siempre ha dependido de su hermanastro Owen (Burt Lancaster) para salir de cualquier aprieto. Pero su cobardía llega demasiado lejos cuando permite que atribuyan a Owen la paternidad de un hijo ilegítimo que, en realidad, es suyo. (FILMAFFINITY)
11 de setiembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de la cinta que se plantea desde el comienzo promete. Dos vaqueros llegan extenuados al pueblo del que faltan desde hace varias semanas, se trata de Owen Debrey (Lancaster) y de Lee Strobich (Walker). Capataz e hijo adoptivo del viejo Arch el primero, e hijo de sangre del mismo el segundo. En el saloon, enigmáticamente el doctor les informa de la enfermedad de la joven Lilly ¿Phasten? a la que sospechosamente no ha sido llamado. Acuden rápidamente a verla y comprueban que la enfermedad se ha resuelto con un niño. La madre es soltera y sus hermanos (de gatillo rápido) sospechan que el padre es Owen, quien trata de camuflar la responsabilidad de Lee que mientras tanto se ha casado con Jane (Dru). O sea un simple lío de faldas pero que en el Oeste suele resolverse a tiros, y más teniendo en cuenta que está en juego "El honor de los Prizzi", digo de los Phasten.
No me negarán que la idea está bien y tiene cierta originalidad en el mundo del western. Pero el desarrollo podía haber dado bastante más de sí. Sobre todo teniendo como protagonista principal a un notable Lancaster.
Cuando por el medio anda el honor hay que perfilar muy bien los personajes, y en esto falla claramente la película. De una parte los tíos de la criatura que reclaman justamente para ella un apellido y un padre. De otra los dos hermanastros: Owen, sobre quien recaen las sospechas, y Lee que calla y oculta cobardemente su responsabilidad. En medio, todos muy en segundo plano y con una personalidad muy desdibujada, la madre del niño que también calla, la esposa de Lee que está al tanto de todo y obra en consecuencia y el padre de Lee, acaudalado propietario que ha malcriado a su hijo y ha delegado su educación en el buen capataz que adopta también como hijo. Aquí se echa de menos un análisis algo más profundo de los protagonistas teniendo en cuenta que es el honor lo que está en juego.
En fin, a falta de personajes rotundos como exigía el guión, el ganado, las vacas y los caballos, adquieren pronto un interesante protagonismo . Por que da gusto ver la destreza y los caracoleos de los vaqueros en sus monturas para volver al redil las reses que se dispersan, la doma de los caballos, las cuatro variedades de vacas Hereford que se explotan, la organización de las manadas para su transporte, o la norma sanitaria que prohíbe al ganado que padece fiebres trasladarlo a otro estado sin sufrir la correspondiente cuarentena. Los caballos a su vez son siempre cuidadosamente atendidos y les frotan bien las patas con linimentos antinflamatorios cuando cojean. Aunque pinta poco en la trama, nos parece preciosa la escena de los tratantes ofreciendo a la venta sus caballos, de las pruebas y exámenes a que eran sometidos para concluir, tras una buena cabalgada, que "el pecho le hace un ruido extraño".
La acción mientras tanto transcurre con ciertas intermitencias y acaba enfrentando a los hermanastros con un desenlace bastante esperable. De todas formas, no está nada mal la película.
Lafuente Estefanía
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