No siendo yo muy de la épica historia, ni mucho menos de los textos de autores clásicos, he de admitir que por esta "Macbeth" de Justin Kurzel pondría, quizás no la mano entera en el fuego, pero si seguramente dos o tres dedos.
En este trabajo, el cual puso en el mapa al realizador australiano, veo personalidad y riesgo. No sé en qué medida, pero los veo. Entiendo a quien le parezca que esas maneras de Kurzel son un vulgar remedo de otros, pero a mi no me ha molestado.
Sí he de reconocer que esta "Macbeth" es un producto un pelín exigente con el espectador medio, y es algo que va mellando lentamente al espectador según avanza la propuesta. Yo en la última media hora de metraje admito que me desenganché de lo lindo, ya todo me daba igual. Pero aguanté más de lo previsto.
En definitiva, hay determinadas películas a las que les beneficia no depositar demasiadas esperanzas en ellas. En mi caso "Macbeth" ha sido una.