“Lo que hacemos en las sombras” es la cinta más fresca que he visto durante el último año. ¡Qué narices durante el último año, seguramente durante el último lustro!
La película, del tándem de realizadores neozelandeses compuesto por Taika Waititi y Jemaine Clement, es una suerte de comedia de terror: ingeniosa, divertida e imaginativa, que ademas le da una vuelta de tuerca al subgénero del found footage y al tan en declive cine de vampiros. El film nos presenta una especie de falso documental sobre unos vampiros que viven en la Nueva Zelanda del siglo XXI, teniéndose que adaptar a regañadientes a dicha época al mismo tiempo que intentan mantener sus costumbres de chupasangres. La idea es fabulosa, y el desarrollo de la misma es más fabuloso aun. “Lo que hacemos en las sombras” son casi noventa minutos de puro disfrute; gamberra, absurda y verdaderamente lúcida.
Si que hay que admitir que “Lo que hacemos en las sombras” es de esas películas en las que, como no conectes de buenas a primeras con su humor, ya no lo haces en ningún momento. La risa que manejan Jemaine Clement y Taika Waititi es muy al estilo “Muchachada Nui”, en muchos momentos tienes que dejarte llevar por su peculiar humor, y creo que habrá muchos espectadores que no se dejen llevar fácilmente. Pero eso si, si dejas que tiren de ti, no te arrepentirás. Se le puede achacar al film no haber intentado explorar un humor más al alcance de todos los públicos, pero es que entonces “Lo que hacemos en las sombras” hubiera sido una comedia más común y sin tanta personalidad.
En el aspecto visual la película tiene mucho carisma y encanto, y goza de una creatividad envidiable. “Lo que hacemos en las sombras” le saca máximo partido a un presupuesto ínfimo, sacando a relucir el ingenio.
En definitiva, déjense llevar por “Lo que hacemos en las sombras”, sin hacer preguntas. Es la mejor recomendación que puedo hacerles.