Eddie Murphy vuelve a la carga en esta continuación que supera a la anterior en muchos aspectos. Si bien se reduce la efectividad de la carga cómica (el principal aspecto negativo), la película gana en acción y diversidad de escenarios, pues la nueva investigación de Foley es algo más compleja que la anterior. Por otra parte, los personajes de Taggart y Rosewood se desarrollan acertadamente durante la historia y mientras que en la anterior apenas quedaron definidos en la presente se explotan sus potencialidades. De esta forma no se desequilibra tanto el relato en favor del protagonista, descubriendo que los policías de Beverly Hills daban más juego del que parecía. Sin embargo, el mayor defecto en la actuación sigue encontrándose en los antagonistas y en ese punto sí que pierde más que la anterior.

Valorando sus aspectos positivos y negativos, claramente superan los primeros. El entretenimiento está asegurado y además siendo una película en la que Murphy vuelve a demostrar que se encuentra muy cómodo y en su salsa. Para aquellos que disfrutaron con la primera quizá hubieran esperado mejores "coñas", pero no pueden decir que tenga peor argumento porque está mucho mejor trabajado.