Segunda parte tan impactante o más que la primera. De nuevo una puesta en escena impresionante con efectos especiales aún mejor aplicados, tanto en la ambientación del espacio como del interior de la nave. Incluso los vehículos y la tecnología armamentística.Todo ello configura una alucinante atmósfera que James Cameron vuelve a repetir y en la que, además, los aliens resultan aún más aterradores.

Ripley es ahora una mujer que desea enfrentarse a sus miedos y superarlos, más que acometer lo que sería un simple plan de venganza. En ese sentido Sigourney Weaver nos ofrece una clara maduración del personaje de forma que se convierte en una auténtica líder al tiempo que más humana. En ese sentido, su conexión con la niña superviviente de los colonos se expone de forma emotiva y despierta los sentimientos más tiernos de la protagonista. Esa relación contrasta con la de algunos integrantes del equipo, con los que se genera conflicto.

El guión nos ofrece largas escenas de acción en las que se da pie a pocos respiros. Y es que el miedo y la sensación de claustrofobia y soledad de la protagonista dan paso a la tensión y el enfrentamiento constante con los terribles bichos. Pero la historia no se queda en estos aspectos, sino que se aportan más datos y explicaciones acerca del origen de los aliens. El único problema es que la primera hora se hace demasiado lenta, por lo que en su conjunto la película podría haberse acortado algunos minutos.