Walter Disney cerró sus ojos para siempre... y lo hizo a mitad de producción de esta película, que sin ser tan cautivadora como otros clásicos sí que resulta precursora en muchos de sus aspectos. Algunas escenas puede que nos recuerden a El rey león, por ejemplo.

El desarrollo de la historia, en su primera mitad, parece estructurado como si fuera una obra de teatro. Los distintos personajes se van presentando e interactuando con Mowgli, al tiempo que insertándose escenas musicales.Todos ellos personajes muy variopintos, que ofrecen perspectivas diferentes de encarar la vida y la amistad. De las melodías, a destacar sin duda, la del oso Baloo, que se convierte en una de las más populares de la historia cinematográfica de Disney.

Básicamente los valores que se promueven son los de la amistad verdadera, los falsos amigos, la relación cálida que puede existir con alguien que no es tu padre biológico pero que ejerce de tal, la madurez y las relaciones sociales en general.

El único punto negativo que tiene es que relata más vivencias que aventuras, con lo que en ese sentido pierde algo en comparación con otras obras de Disney.