El film de Sonic no levantó nada de pasión tras su anuncio. Todo lo contrario, solo hubieron malos augurios para un personaje que lleva muchos años siendo maltratado por la propia compañía que le dio vida (SEGA). Después del anuncio nos llegó un tráiler: "va a ser una mierda" - pensábamos todos. Un mal diseño del erizo había provocado innumerables críticas que acabó con una modificación que fue mejor recibida por el público. La presencia de Jim Carrey como Eggman tampoco ayudaba.

Ante unas expectativas tan bajas Jeff Fowler, su director, ha jugado a sorprendernos. Ha logrado congeniar muy bien una historia original con las características y el humor de Sonic. El personaje ha sido muy bien recreado, así como la relación entre los diferentes mundos. Lo que puede generar dudas -y críticas- es el desarrollo que va más allá de los personajes de la franquicia, la propia trama original del film. Se hablará de un mal guion y de desvirtuarse demasiado de los videojuegos, pero lo cierto es que la historia cumple. Y gran parte de ese mérito se lo debemos a otra gran sorpresa: Jim Carrey. Ante la incertidumbre de verlo aparecer en pantalla interpretando a alguien que físicamente no se le parece en nada, y en un papel que puede resultar demasiado absurdo, nos damos cuenta de que realmente encaja. La personalidad de Jim y su poderío para sobreactuar lo han llevado a hacer una genial caracterización de Eggman.

Por lo tanto hablamos de un film donde el humor se antepone a todos los elementos como la parte icónica del metraje -el genio característico del erizo está bien adaptado a toda la historia- y además se superponen continuamente un montón de guiños y referencias: la banda sonora es idéntica a la que implantó SEGA para su personaje a principios de siglo; la aparición de Green Hill; los poderes de Sonic; los finales...

El resultado final es, sin duda alguna, mejor de lo que todos esperábamos.