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Voto de Daverunner:
3
Comedia. Western Albert, un granjero cobarde, se echa atrás en un duelo pistolero, motivo por el cual su novia decide abandonarlo por otro hombre. Sin embargo, un día llega a la ciudad una hermosa mujer de quien se enamora y que lo ayudará a descubrir su coraje, valentía que será puesta a prueba puesto que esta mujer arrastra un marido prófugo que reclama venganza. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2014
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace dos años, el actor, director, guionista y productor Seth MacFarlane aterrizaba en las pantallas veraniegas de nuestra cartelera con la irreverente Ted, la historia de un oso de peluche malhablado que tuvo una gran acogida en nuestro país y, en general, a nivel internacional. Dispuesto a aprovechar al máximo su oportunidad, el realizador norteamericano, junto al actor Mark Wahlberg (Diario de un rebelde, Dolor y dinero) decidió filmar la segunda parte de esta película, no sin antes hacer un alto en el camino nada más y nada menos que en el lejano oeste.

Mil maneras de morder el polvo es una sátira sobre los western norteamericanos. Todos los tópicos de este género aparecen representados en el filme y ninguno de ellos escapa a la burla del director. Que hagan gracia es otro asunto, ya que el creador de Padre de familia, como si de un capítulo de esta serie se tratase, llena la película de gags escatológicos y con referencias sexuales, en la mayor parte de los casos muy simplones y fáciles que rara vez consiguen agradar. Hay que reconocer situaciones bastante logradas, como el baile del mostacho o la parte final de la película, pero tanto su duración -2 horas- como el excesivo protagonismo del señor MacFarlane no ayudan a la cinta.

Un reparto desaprovechado de caras conocidas- Liam Neeson (La Misión, La lista de Schindler), Giovani Ribisi (60 segundos, Salvar al soldado Ryan), Neil Patrick Harris (Cómo conocí a vuestra madre, Promesas inclumplidas)-, en el que únicamente destacan Charlize Theron (Operación Reno, Monster) y no precisamente por su personaje, sino por su belleza; el actor Wes Studi (El último Mohicano, Heat) y dos sobresalientes guiños a dos películas, que levantaron los aplausos de gran parte del personal asistente en la sala de cine, son lo único reseñable de una obra que quizá quiso copiar en el fondo paródico a Sillas de montar calientes (Mel Brooks 1974), pero debido al estilo de su creador se queda en un producto abocado al olvido inmediato. Otra vez será Mr. MacFarlane.
Daverunner
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