Magallanes es una sobresaliente película peruana. La trama refleja con gran verosimilitud lo que para muchos ya había quedado en el olvido, los actos salvajes de algunos hombres durante la "guerra al terrorismo" (1980-2000). La interpretación de Magaly Solier es brillante y emociona de principio a fin. Su personaje posee toda la fuerza de una 'mujer guerrera' y la no-venganza, y hasta cierto punto inmovilismo, de una 'mujer asustada'. Ella es una mujer guerrera asustada cuyo papel en la película ayuda a acercar al público masivo a una problemáica compleja, la de la guerra, desde la óptica de una víctima "colateral" que encarna el mayor de los sufrimientos: la absoluta falta de libertad.

Destaco su personaje por ser el más complejo en términos de contradicciones emocionales y traumas psicológicos que la dotan de una carga mayor: la de mostrar en todo momento una no-voluntad profuna de recordar y el deseo extremo de olvidar. Además, en una de las escenas finales ella protagoniza un sermón lleno de angustia y frustración que emocionó a toda la sala. En mi caso, no fue por el contenido de la misma (que estaba en quechua) sino precisamente por no entenderlo. Sentí vergüenza y culpa por formar parte de la clase opresora, del grupo dominante en este país y yo, cómodamente sentado en una sala, no poder hacer nada para remediarlo, ni siquiera entender cuáles son las demandas de la protagonista, por ende, de buena parte de mis compatriotas. Niños, niñas, mujeres y ancianos mudos para mí. Supongo que esta es una de las instenciones de la película, por eso se merece ser vista. Cuanto antes mejor.